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Akenatón: ¿el primer monoteísta de la historia?

Nombre: Akenatón
Lugar: Egipto
Época: Siglo XIV A.C.
Características: Hipotesis Monoteista

Los romanos tenían la damnatio memoriae, un castigo que condenaba a borrar todo rastro de la existencia de un delincuente. La intención era que su nombre desapareciera de todo registro y prohibir la sola mención de su nombre para que el olvido fuese su penitencia.

Pero mucho antes, los egipcios ya habían puesto en práctica medidas similares.

El caso mejor conocido, el del faraón Akenatón, conocido originalmente como Amenhotep IV, un faraón de la 18ª dinastía en el antiguo Egipto durante el Imperio Nuevo.

Al igual que sucedió con otros muchos casos, el castigo no funcionó del todo, pues el nombre del faraón rebelde, “el criminal”, como le llamaron algunos de sus sucesores, no es conocido. De hecho, sabemos mucho sobre su vida y obra.

Fama por todos los costados

Y es que era muy difícil de ocultar la figura de Akenatón, el faraón más famoso. Aparte de sus acciones históricas, el faraón fue esposo de otra celebridad egipcia, Nefertiti, y padre del celebérrimo Tutankamón. Los tres pertenecieron a la misma dinastía.

Dichas relaciones serían suficientes para merecerle su lugar en la historia, pero Akenatón quería dejar su propia marca, y lo logró.

Curioso es que su llegada al mundo no le situaba como candidato a la fama. No era el primogénito de Amenhotep III, ese privilegio le correspondía a su hermano mayor, el Príncipe Tutmosis. La muerte temprana de este cedió la posición de heredero a Amenhotep. No obstante, no estamos muy seguros de que hubiese accedido al trono justo después de la muerte de su padre.

Algunos egiptólogos creen que durante 12 años ambos co-reinaron. Aunque aún no hay consenso, en 2014 el Ministerio de Antigüedades de Egipto dictaminó que la corregencia duró al menos ocho años, según evidencia encontrada por un grupo de arqueólogos españoles en una tumba de Luxor.

Los primeros años de Akenatón

Como casi cualquier otro faraón egipcio, incluidos algunos políticos de la actualidad, Amenhotep inició su reinado con un proyecto de construcciones, nunca mejor dicho, faraónicas.

Las pirámides de Giza ya dominaban el desierto desde al menos un milenio antes, y era difícil competir con ellas, así que nuestro amigo eligió dedicarse a los templos para ir más allá.

Su primera actuación fue el templo dedicado al dios Atón, el Disco del Sol o Disco Solar, una de las formas que tomaba Ra. Dicho templo fue construido vecino al templo de Amón, en Karnak. Originalmente una deidad tebana, Amón, era otra de las reencarnaciones de Ra. En Karnak construyó también el templo-palacio de Rud-Menu, que la familia real utilizaba como residencia de invierno.

Fue en el quinto año de su reinado cuando decidió cambiar su nombre a Akhenatón, y de paso, construir una nueva capital, en una zona no asociada con ningún otro dios. Bautizó su flamante ciudad como Akhetatón, u “Horizonte de Atón”. Una vez se mudó ahí, juró no abandonarla nunca.

Relaciones familiares

La familia de Akhenatón
Como mencioné anteriormente, Akhenatón desposó a Nefertiti, y con ella tuvo seis hijas: Meritatón, Meketatón, Ankhesenpaaten, Neferneferuatón Tasherit, Neferneferura y Setepenre. Tuvo otras cuatro esposas, Kiya, Ankhesenamun, Meritaten (su hija) y una de sus hermanas cuyo nombre desconocemos.

El hecho de que Akenatón se hubiese casado con su hija y su hermana no es tan llamativo en las dinastías egipcias. Cleopatra, por ejemplo, también estuvo casada con uno de sus hermanos.

Ahora bien, no estamos seguros de qué tipo de matrimonio fuese. Ben podría ser una cuestión administrativa o política, que nada tuviera que ver con una relación sexual.

En cualquier caso, la hermana de Akhenatón con la que se casó, y cuyo nombre desconocemos, fue la madre de Tutankamón y gran esposa real, así que algo pudo haber existido entre ellos. La también princesa Ankhesenpaaten Tasherit, pudo haber sido la hija y nieta a la vez de Akenatón, pero nuevamente no tenemos la suficiente información para confirmarlo.

Las mujeres de Akhenatón

El reinado de Akhenatón destacó por ser uno en el que las mujeres tuvieron una enorme influencia. No sólo a Nefertiti le concedió poderes oficiales, también a algunas de sus hijas y hermanas. Se cree que incluso Nefertiti y Meritaten correinaron con él al menos durante unos años.

Todas las mujeres de Akhenatón recibieron como regalo del faraón su propio templo en la nueva capital, y todas eran tratadas por la corte casi con el mismo respeto que a su esposo o padre. Es posible que Akhenatón hubiese visto en Nefertiti y sus hijas como el lado femenino de Atón, a quien todas rendían culto.

Aketatón-Amarma

Aparte de las ruinas de la capital construida por Akenatón, existe una serie de 13 estelas en las que se cuenta su historia. Una de ellas, la denominada Estela K, describe cómo el mismo Atón ordenó a Akenatón construir la nueva capital:

Su Majestad montó un carro de electrum, como el Atón cuando se levanta sobre el horizonte y llena la tierra con Su amor, y siguió un gran camino hacia Aketatón, el lugar de origen, que Él había creado para sí mismo para ser feliz ahí.

Fue su hijo Wa’enre (Akenatón) quien la fundó para Él como Su monumento cuando su padre se lo ordenó. El cielo se llenó de alegría, la Tierra se regocijó y todos los corazones se llenaron de felicidad cuando lo aceptaron.

Aketatón, actualmente conocida como Amarna o Tell-el-Amarna, se extiende sobre unos 13 kilómetros cuadrados. Construida en la ribera este del Nilo a poco más de 300 kilómetros al sur de El Cairo, está dividida en tres zonas claramente distinguibles, el norte, el centro y el sur.

Los palacios de la sección Norte

El Palacio del Norte

Hay dos construcciones palaciegas en la sección norte de Aketatón, el Palacio del Norte y el Palacio de la Ribera del Norte. El primero es el que más llama la atención por sus dimensiones y porque fue la residencia de dos de las esposas de Akenatón, Kiya, y a la muerte de esta, Meritaten.

El Palacio del Norte es una construcción rectangular con un gran patio central. En un extremo está el Salón del Trono, con una estancia rodeada de columnas y un balcón de piedra. A un costado está la alcoba real y un baño privado.

En el extremo norte del palacio, hay un gran jardín, y tanto ahí como al sur hay dependencias para los sirvientes. Al este hay una zona de corrales para los animales, que incluían ganado bovino, ibexes y antílopes.

El palacio es célebre por sus decoraciones, muchas de las cuales se han preservado en muy buen estado. Los temas eran silvestres, papiros, aves y mariposas.

El Palacio de la Ribera del Norte

Este era la residencia principal de la familia real. Situado a unos tres kilómetros al norte de la Ciudad central, es un complejo a manera de ciudadela que ocupa unos dos kilómetros cuadrados.

En su centro hay dos grandes zonas abiertas, la primera, más cercana al río, era una especie de vestíbulo descubierto, donde los visitantes entraban a esperar mientras eran anunciados. El segundo pudo haber sido una gran piscina o un pozo, y colinda en el otro extremo del palacio con el Salón del Trono.

Al lado de éste están los apartamentos reales, varios salones y un jardín hundido. El templo de Atón está en la esquina noroeste. Todo el complejo estaba rodeado de un muro de 1.5 metros de grosor, con torres de vigilancia intercaladas.

La Ciudad central

Justo al sur de la actual ciudad de Tall Bani Umran, está el complejo central de Aketatón. Fue la primera zona construida, e incluye los templos y edificios administrativos más importantes, el Gran Templo de Atón y el Pequeño Templo de Atón.

Entre los dos estaba la Casa del Faraón, y justo al sur, el Palacio Real, conectado a aquélla por un puente. Detrás de la Residencia Real estaba la Oficina de Correos del faraón, y poco más al norte, las dependencias de los funcionarios y los cuarteles del ejército y la policía.

Completaban el complejo diversas construcciones de naturaleza administrativa y logística, tiendas, talleres, carnicerías, etc.

La Zona Sur

Aquí estaban las residencias de los nobles y asesores del faraón, Nakhtpaaten (Primer Ministro), Ranefer, Panehesy (el Alto Sacerdote de Atón) y Ramose (Maestro de los Caballos). También en esta zona estaba la casa del escultor Tutmoses, donde en 1912 se encontró el célebre busto de la reina Nefertiti, actualmente en el Neues Museum de Berlín.

Poco más al sur hay otro templo dedicado a Atón y otra residencia, probablemente de alguna de las esposas de Akenatón.

Todas estas ruinas han sido desenterradas gradualmente con el paso del tiempo. Napoleón ya las visitó, y aún trabajan en la zona diversos equipos de muchas nacionalidades. Es muy posible que, con el tiempo, se hagan nuevos descubrimientos que aclaren algunos de los puntos confusos de la vida y obra de Akenatón, como su famoso cambio de culto.

El gran cambio

En el noveno año de su reinado, el ya conocido como Akenatón promulgó un cambio radical político y religioso en el culto egipcio. No sabemos por qué, pero súbitamente declaró que Atón era el único dios, y que él mismo, Akenatón, era el único representante de Dios en la Tierra.

Eliminando a Amón
El faraón hereje mandó a borrar todas las menciones a Amón en todos los documentos de la corte y en los templos. Borró incluso el nombre de su padre, porque incluía el prefijo Amon. No obstante, dicha prescripción de Amón sólo afectaba a la familia real, y en la práctica el pueblo pudo seguir adorando a sus propios dioses.

La realidad es que no estamos muy seguros de hasta dónde llegó la prohibición, pero parece no haber sido muy estricta. En el mismo palacio de Akhetatón se han encontrado inscripciones con los nombres de otros dioses.

Se ha sugerido que el cambio del culto a Atón fue una maniobra política de Akhenatón para restar poder a los sacerdotes del culto a Amón, que habían ganado mucha influencia en el reinado de su padre. Hay varias teorías al respecto, pero ninguna ha podido ser confirmada fehacientemente. De todos modos, Akhenatón bien pudo ser el primer monoteísta, y así ha pasado a la historia.

¿Monoteista o henoteista?

Ésta es la duda: ¿creía Akenatón que sólo había un dios, o apoyaba el culto a un dios al mismo tiempo que respetaba el culto a otros?. Probablemente nunca lo sepamos, pues puede haber sido una elección personal. Es posible también que quisiera eliminar a los otros dioses, pero que su poder no fuese suficiente como para lograrlo.

Como bien sabemos, los sacerdotes de todas las religiones y de casi todos los tiempos, han disfrutado de una enorme influencia en su sociedad, incluso la misma o más que los líderes políticos. Ni siquiera un omnipotente faraón estaba por encima de la religión.

Otro enigma es  porqué Akenatón decidió el giro religioso. ¿De dónde sacó la idea? O ¿quién se la inculcó? Sólo podemos esperar que algún día, un arqueólogo encuentre evidencia al respecto. Por ahora estamos a ciegas, todo lo que leemos por ahí es pura especulación.

Desvío de fondos

Un culto necesita dinero, como todos, para mantenerse. Hay que construir y cuidar templos, hay que pagar los salarios de los sacerdotes. Los sacrificios no son baratos, ni los inciensos.

En Egipto, los templos tenía sus patrocinadores, el faraón el primero de ellos, pero también múltiples nobles, y el estado directamente.

Cuando Akenatón decidió cambiar de dios, ordenó que los dineros propios y del estado que mantenían a otros cultos se redirigiera al culto de Atón. Seguramente se ganó algunos enemigos entre los sacerdotes afectados, pero el faraón manda.

Lo que sí sabemos es que, aún perdiendo las donaciones del estado, algunos templos se mantuvieron con dineros privados, especialmente en las ciudades más alejadas de la capital, donde el control era menos férreo.

Los misterios de Akenatón

Queda mucho por aprender de este célebre y enigmático faraón de la 18ª dinastía. Como decía anteriormente, los trabajos arqueológicos continúan en Amarna, y es posible que otros descubrimientos iluminen nuestro entendimiento igual que lo hizo el de su tumba.

Akenatón fue un importante faraón en la historia, y de igual o mayor fama fueron su esposa Nefertiti y su hijo Tutankamón. Su revolución religiosa no duró mucho, pues los antiguos cultos fueron restaurados poco después de su muerte.

Pero no cabe duda que dejó su huella en la larga y fructífera historia del Egipto Antiguo.

 

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Vídeo de Akenatón

Si aún te has quedado con ganas de saber más sobre Akenatón, te dejamos con un documental sobre él con el que podrás ampliar mucha más información:

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