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Aníbal – el azote de Roma

Nombre: Aníbal Barca
Lugar: Hispania
Época: Guerras púnicas
Arma favorita: Espada
Característica: Estratega
Aníbal Barca fue un caudillo cartaginés conocido por ser uno de los mejores estrategas militares de la Historia. Se enfrentó a Roma durante una década protagonizando algunos de los episodios bélicos de su época especialmente durante la Segunda Guerra Púnica.

Tal fue su gran capacidad estratégica que hasta sus propios enemigos le admiraban. Uno de sus enemigos, Cornelio Nepote le bautizó como el padre de la estrategia.

Su legado militar ha llegado hasta la época contemporánea e incluso sus enemigos los romanos adoptaron algunas de sus tácticas de guerra.

Los antecedentes de Aníbal

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Aníbal nació en Cartago (al norte del actual Túnez) en el año 247 a.C. Esta ciudad estaba muy influenciada por la cultura helenística debido a la herencia de Alejandro Magno. Era uno de los centros comerciales más importantes de la cuenca mediterránea junto con Iberia, Sicilia, Cerdeña y puntos del norte de África.

Además,  Cartago poseía también una importante flota marítima  dedicada a proteger sus rutas comerciales dedicadas a transportar oro y estaño.

La otra gran potencia en el Mediterráneo era Roma, con quien Cartago se enfrentó en un conflicto que duró veinte años, la Primera Guerra Púnica y que se desarrolló en dos escenarios: el norte de África y Sicilia.

En la última fase destacó un general cartaginés: Amílcar Barca, padre de Aníbal. La guerra terminó con un tratado de paz entre ambas potencias de las cuales la que salió perdiendo fue Cartago.

Tras la Primera Guerra Púnica, Cartago tuvo problemas con los mercenarios de su propio ejército, algo que Roma aprovechó para apoderarse de más territorios cartagineses.

Cuando Cartago protestó, tuvo que ceder de nuevo ante Roma entregándole más posesiones.

Para compensar esta situación, Amílcar Barca junto con su yerno Asdrúbal emprendió la conquista del sudeste de Iberia para abastecerse con las minas de plata y estaño.

La juventud de Aníbal

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No sabe demasiado acerca de la educación de Aníbal ya que los autores grecorromanos no han dejado información al respecto.

Sí se sabe que tuvo un profesor espartano llamado Sosilos quien  le instruyó en letras griegas, el arte de la guerra y Alejandro Magno .

De esta manera, aprendió a combatir y también a razonar el método de combate adquiriendo así lo que los griegos llamaban métis, la combinación entre la inteligencia y la astucia.

Cuando Amílcar se dispuso a marchar hacia Iberia para someter a las tribus, Aníbal, que tenía once años, le rogó a su padre poder acompañarle.

Amílcar se lo permitió con la condición de que jamás fuera amigo de Roma. Según algunos historiadores, Aníbal le dijo a su padre: «Juro que en cuanto la edad me lo permita emplearé el fuego y el hierro para romper el destino de Roma«.

Aníbal aprendió peleando sobre el terreno primero junto a su padre y tras la muerte de éste en el año 228 a.C., junto a su cuñado Asdrúbal el Bello.

Éste le nombró jefe de la caballería y desde el primer momento, Aníbal se mostró como un líder de sangre fría capaz de despertar admiración entre sus hombres.

Para consolidar el poder de Cartago en Iberia, Asdrúbal casó a Aníbal con una princesa íbera llamada Himilce, quien le dio un hijo al que llamaron Áspar.

Sabías que...
No está atestiguado que realmente se produjera este matrimonio por lo que muchos historiadores lo creen improbable.

En el año 227 a.C. Asdrúbal fundó Cartagena y, un año después, firmó un tratado con Roma por el cual las dos potencias se dividían Iberia tomando como referencia el río Ebro: al norte permanecerían los romanos y al sur, los cartagineses.

A comienzos del año 221 a.C. Asdrúbal sería asesinado por un esclavo galo que le acusó de haber matado a su amo.

Aníbal, comandante en jefe

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El ejército de Cartago de la Península Ibérica eligió a Aníbal como comandante en jefe tras la muerte de Asdrúbal.

El gobierno de Cartago confirmó ese nombramiento más tarde a pesar de la oposición que presentó un aristócrata llamado Hannon.

Aníbal tenía entonces 25 años y Tito Livio le describía como un joven Amílcar renacido, con los mismos gestos, la misma energía y la misma mirada de su padre.

Aníbal estuvo dos años consolidando el poder de Cartago en los territorios al sur del río Ebro. En el año 221 a.C., en su primera campaña como jefe del ejército cartaginés, se dirigió al centro de la Península y tras tomar la ciudad principal de los olcades, Altia, amplió los dominios de Cartago hasta las inmediaciones del Tajo.

En el año siguiente, en 220 a.C., luchó contra los vacceos y atacó dos de sus ciudades, Helmántica y Arbocala.

Cuando regresaba a su base, fue atacado por un ejército de carpetanos al que también se habían unido grupos de vacceos y olcades pero los derrotó gracias a su habilidad en el campo de batalla.

Roma estaba percatándose del potencial del ejército cartaginés y la habilidad de Aníbal. Por ello, firmaron un tratado con la ciudad de Sagunto, bajo influencia cartaginesa, y la denominaron como protectorado romano.

Esto derivó en problemas entre Roma y Cartago ya que mientras Roma argumentaba que los cartagineses no podían atacar a un aliado romano, Cartago decía que Roma no tenía potestad en los territorios que según el tratado quedaban bajo poder cartaginés.

Aníbal, en cualquier caso, decidió atacar Sagunto y sitió la ciudad hasta su rendición en el año 219 a.C., en el mes de noviembre y tras ocho meses de asedio. Roma lo consideró una violación al tratado firmado y pidió compensaciones que fueron rechazadas por el gobierno cartaginés por la gran popularidad de Aníbal. Cartago declaró la guerra a Roma comenzando la Segunda Guerra Púnica.

La Segunda Guerra Púnica

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Los romanos atacaron el norte de África y Sicilia. Aníbal tenía otros planes: marchar a través de Hispania y el sur de la Galia para llevar la guerra hasta Italia contra Roma.

Como era consciente de que su flota no podía competir con la de Roma, decidió hacer ese camino por tierra, más difícil pero también más provechoso ya que  le permitió reclutar un gran número de mercenarios  entre los celtas y los íberos durante su recorrido.

Antes de irse, Aníbal envió a un contingente de íberos a Cartago y dejó a soldados libio-fenicios protegiendo los intereses cartagineses en Hispania.

Aníbal usó la Vía de la Plata en el año 220 a.C. para conquistar Helmantica (Salamanca) en su paso por Castilla y León al atravesar la Península Ibérica.

Aníbal salió de Cartagena al final de la primavera del año 218 a.C., enviando representantes para negociar su paso por la zona pirenaica y también para tratar de sellar alianzas con los pueblos que encontrara durante su recorrido.

Según nos cuenta Tito Livio, su ejército se componía de 90.000 infantes y 12.000 caballeros.

Defendiendo sus territorios en Iberia quedarían 10.000 infantes y 1.000 caballeros junto con 11.000 íberos que prefirieron quedarse en su tierra.

Aunque las cifras varían según el momento y la fuente, se estima que a su llegada a Italia contaba más o menos con entre 20.000 y 50.000 infantes y entre 6.000 y 9.000 caballeros.

Además, Cartago envió refuerzos a Aníbal y 40.000 galos se unieron a sus filas a su paso por la Galia.

A todas estas fuerzas hay que sumar sus famosos elefantes de guerra, 37 animales, una cifra no demasiado impresionante comparada con la que hubo en otros ejércitos de época helenística.

Los romanos ya los conocían pues se habían enfrentado a ellos en tiempos del rey Pirro I.

Sabías que...
El propio Aníbal usaba un elefante como montura para no entrar en contacto con el agua ya que había perdido su ojo derecho durante una batalla. Algunos investigadores, sin embargo, afirman que Aníbal en realidad se quedó tuerto debido a una inflamación del ojo y no durante un enfrentamiento.

Aníbal cruza los Alpes

En realidad existen varias polémicas acerca del itinerario concreto que siguió Aníbal en su travesía por los Alpes.

Seguramente la imagen de Aníbal cruzando los Alpes sea una de las más icónicas de este personaje.

En octubre de 218 a.C. existían varios pasos por los que cruzar esta cadena montañosa, como el de Montgenèvre, el del Pequeño San Bernardo y el de Mont Cenis, además del Puerto de Larche y el de Clapier.

Tito Livio y Polibio apenas dan detalles de este hecho y además, tampoco existen restos arqueológicos en los que apoyar alguna de las posibles teorías.

De entre todas las hipótesis, una de las más aceptadas es la que opta por el puerto de montaña de la Llanura Padana lo que dejaría como opciones posibles el Puerto de Savine-Coche y el de Larche aunque un pasaje de Polibio lo cuestiona haciendo más plausible el paso del Pequeño San Bernardo.

En ese pasaje, Aníbal alienta a sus soldados desfallecidos por el hambre y el cansancio mostrándoles la visión del río Po.

Más adelante, Polibio menciona a Turín por lo que de nuevo cambian las posibilidades: solamente el Puerto de Clapier permite divisar el Po y se encuentra además cerca de Turín.

¿Cuál es el problema con este pasaje de Polibio? La tendencia de los autores grecorromanos a imaginar discursos grandilocuentes de grandes personajes en parajes idílicos y casi épicos que hacen que muchos crean que esa arenga de Aníbal a sus soldados sea inventada.

Fuera cual fuera la ruta escogida por Aníbal, lo cierto es que  en ella perdió entre 3.000 y 20.000 hombres , quedando como supervivientes unos soldados muertos de hambre y de frío a las puertas de Italia.

Aún así, Aníbal había logrado cruzar los Alpes enfrentándose a un clima duro, un terreno difícil, unas poblaciones locales hostiles y con unos soldados de distintas etnias, por lo que se considera una estupenda elección táctica, si no la mejor de la Antigüedad.

Además, logró sorprender a los romanos quienes daban por hecho que Cartago atacaría por mar al tratarse de una potencia marítima.

Cuando Aníbal apareció de repente en el valle del Po, obligó a que muchas tribus locales rompieran su alianza con Roma para unirse a él, haciendo que los romanos no tuvieran tiempo de evitar estas rebeliones.

La batalla del Tesino

Publio Cornelio Escipión fue el cónsul romano que comandaría las fuerzas romanas destinadas a frenar el avance de Aníbal. Al no poder interceptarlo en el Ródano, envió a su hermano Cneo a Hispania mientras él desembarcaba en Etruria para unirse al ejército de los pretorios en la Galia y así alcanzar a Aníbal en Placentia. Escipión y Aníbal y sus respectivos ejércitos se encontraron junto al río Tesino.

Aunque en realidad se trató de una escaramuza entre las caballerías de ambos ejércitos, sirvió a modo de demostración de las cualidades militares de Aníbal en suelo itálico.

Aníbal dividió a su caballería, enviando a la caballería ligera númida a flanquear a los jinetes romanos del ejército consular mientras dirigía a la caballería pesada hispana a chocar directamente contra los jinetes galos e italo-romanos de Roma.

Publio Cornelio Escipión fue herido y rescatado por un esclavo aunque otras versiones afirman que quien le salvó fue su hijo Publio, quien más adelante sería conocido con el sobrenombre de El Africano.

 Aníbal había obligado así a los romanos a abandonar sus posiciones en Lombardía

Batalla del Trebia

La victoria anterior provocó que los galos y los ligures decidieran abandonar a Roma para unirse a las fuerzas de Aníbal, aumentando su ejército a un total de 40.000 efectivos.

Publio Cornelio Escipión decidió establecer su campamento junto al río Trebia donde se reuniría con su colega Tiberio Sempronio Longo, quien llegó desde Sicilia con su ejército para apoyarle.

Aníbal controlaba la carretera que Sempronio tendría que atravesar para llegar hasta el campamento de Escipión por lo que decidió tomar Clastidium, una ciudad en Lombardía, donde encontró una gran cantidad de suministros.

Esta acción le supuso una distracción que Sempronio aprovechó para cruzar la carretera y llegar hasta el campamento de Escipión tras una breve refriega con un grupo de cartagineses que recogían forraje para los caballos.

El 21 de diciembre del año 218 a.C., Aníbal consiguió que los romanos presentaran batalla tras acosar su campamento con la caballería númida.

El ejército de Roma cruzó el río y chocó directamente contra el ejército cartaginés, quien gracias a los honderos baleares, los elefantes y la caballería púnica hizo huir a la caballería pesada romana.

Tras ser rodeados por completo, los romanos lograron abrirse paso entre las filas de hispanos y galos para escapar. Con la victoria de la batalla del Trebia, Aníbal había vencido a dos ejércitos consulares.

Las marismas y el lago Trasimeno

Una vez asegurada su posición en el norte, Aníbal trasladó sus cuarteles de invierno a las tierras de los galos ya que su apoyo parecía estar reduciéndose.

En la primavera del año 217 a.C., los nuevos cónsules Cneo Servilio Gémino y Cayo Flaminio Nepote bloquearon con sus ejércitos las rutas del este y del oeste para evitar que Aníbal se dirigiera a Roma.

Sin embargo, una vez el general cartaginés escogió el camino más insospechado: el que se encontraba en la desembocadura del río Arno, un terreno en el que había una marisma sumergida.

Los hombres de Aníbal caminaron durante cuatro días con sus noches por una ruta que estaba prácticamente bajo el agua, terminando agotados por el cansancio y la falta de sueño.

En esta ocasión perdió una buena cantidad de soldados y a los elefantes que le quedaban.

Una vez en Etruria, la actual Toscana, Aníbal atrajo al ejército de Flaminio devastando el territorio protegido por éste ante sus propios ojos.

De esta manera, no solamente le provocaba sino que además, mandaba un mensaje a los aliados de Roma en la zona diciéndoles que no podía protegerlos.

Aníbal salió en persecución de Flaminio y el 21 de junio se encontraron en el desfiladero junto al lago Trasimeno.

La victoria de Aníbal fue aplastante: 15.000 soldados romanos murieron y 10.000 fueron apresados. 5.000 lograron escapar pero tras ser rodeados por los jinetes númidas de Maharbal, decidieron rendirse a cambio de obtener la libertad.

Aníbal, desautorizando a Maharbal, decidió retenerlos como prisioneros.

Los Pantanos de Plestia

Siguiendo su camino hacia Roma, Aníbal encontró un contingente de 8.000 romanos acampados junto a Plestia a los que atacó y eliminó ya que se interponían en su marcha.

  • Tito Livio y Polibio mantienen que esta fuerza en realidad era de 4.000 hombres y que por eso fue una victoria fácil para Aníbal.

Tras este enfrentamiento trató de asaltar la ciudad de Spoletium, que logró rechazarle, y se dirigió hacia Narnia donde se encontró cortado el puente sobre el río Nar.

Arrasó toda la comarca y siguió hacia Umbría y desde allí, se desvió hacia la costa adriática imaginándose que por camino habitual encontraría el resto de puentes también cortados.

Se dedicó entonces a alentar la rebelión contra Roma en todas las poblaciones que encontró a su paso.

Ante estas derrotas, los romanos decidieron usar una nueva táctica gracias al dictador Fabio Cunctator: la llamada Estrategia Fabiana, consistente en evitar un enfrentamiento directo con el enemigo al mismo tiempo que se le va rodeando con varios ejércitos para acosarle y limitar sus movimientos.

El Ager Falernus y los bueyes

Aníbal no lograba que Fabio se presentara ante él para una batalla frontal por lo que siguió avanzando hasta Campania  arrasando todo lo que encontraba a su paso  esperando así ejercer presión sobre él.

Fabio siguió adelante con su estrategia de esquivar el conflicto a pesar de que los romanos consideraban que era propia de cobardes, aunque efectiva. Cuando Aníbal entró en el área del Ager Falernus, Fabio logró cortar todos los accesos para que no pudiera salir de la región.

Sabías que...
Sin embargo, una vez más Aníbal hizo gala de su gran astucia.

Prendiendo antorchas en los cuernos de un rebaño de bueyes, los dirigió en plena noche hacia uno de los accesos fingiendo que era su ejército intentando romper el bloqueo.

Cuando uno de los contingentes romanos abandonó su posición para dirigirse hacia allí, las tropas de Aníbal lograron salir por el sitio que habían dejado desprotegido.

Aníbal atravesó entonces los Apeninos y se instaló en Larino durante el invierno, siempre perseguido por Fabio que no cejó en su estrategia.

La emboscada de Geronio

Tras tomar Aníbal la ciudad de Geronium, Fabio tuvo que abandonar su puesto para atender asuntos en Roma por lo que tomó su lugar Marco Minucio Rufo.

Éste no dudó en lanzar a la caballería pesada y a los infantes contra los cartagineses que forrajeaban en la zona mientras su infantería pesada se acercaba al campamento cartaginés.

Aníbal apenas podía contener a los romanos ya que tenía a la mayor parte de sus tropas forrajeando pero éstas pudieron auxiliarle en el último momento, comandadas por Asdrúbal, un subordinado de Aníbal.

Éste decidió abandonar su campamento de avanzada para volver al de Geronium, lo que tuvo un gran efecto en Roma.

Minucio fue elevado a la categoría de dictador junto a Fabio,  existiendo dos dictadores a la vez  por primera vez en la historia de Roma.

Aníbal no iba a quedarse de brazos cruzados. Decidió ocultar por la noche a 5.000 soldados y 500 jinetes en cuevas cercanas a Geronium, enviando al día siguiente a los forrajeadores a una zona desde la que Minucio los viera claramente.

Éste atacó de nuevo con tropas ligeras y Aníbal envió rápidamente a su caballería.

Cuando Minucio retiró a sus tropas para dirigirse al valle, Aníbal ordenó a los soldados ocultos que emboscaran a los romanos.

El ejército de Minucio hubiera sido aniquilado de no ser porque apareció Fabio para auxiliarle haciendo huir a los cartagineses.

Minucio abandonó su cargo tras esta derrota y Fabio continuó al mando hasta que se acabó su dictadura. Servilio Gémino y Marco Atilio Régulo los sustituyeron, siguiendo la estrategia fabiana hasta el 216 a.C. cuando fueron elegidos los nuevos cónsules, Lucio Emilio Paulo y Cayo Terencio Varrón.

La batalla de Cannas

El 2 de agosto del año 216 a.C. tuvo lugar la batalla de Cannas al querer Aníbal atacar un depósito de suministros para cortar la principal fuente de víveres de los romanos.

Aprovechando que el cónsul Varrón lanzó a todos hombres contra los cartagineses confiando en su victoria, Aníbal envolvió a los romanos con una formación en U reduciendo el espacio de la batalla y superando así el factor de inferioridad numérica que tenía en contra.

La caballería itálica logró escapar siendo perseguida rápidamente por los ligeros jinetes númidas y aislando a los soldados de infantería romanos.

Aníbal ordenó entonces cerrar por completo el cerco en torno a los romanos, produciéndose después una total masacre de los legionarios en la batalla de Cannas.

  • Se dice que tras esta batalla, Aníbal tomó los anillos de los soldados romanos para enviarlos a Cartago y demostrar su victoria en Cannas.
Sabías que...
La batalla de Cannas es una de las más sangrientas de su época: murieron entre 25.000 y 70.000 romanos, entre ellos el cónsul Lucio Emilio Paulo y 80 senadores de Roma. Además, otros 10.000 romanos fueron hechos prisioneros por Aníbal, quien por su parte tuvo que lamentar 6.000 bajas.

Aníbal sigue en suelo itálico

Una vez más, esta victoria hizo que varios pueblos del sur de Italia decidieran unirse a Aníbal y abandonar a los romanos, quienes volvieron a la Estrategia Fabiana: perseguir a Aníbal y evitar enfrentamientos directos en campo abierto.

A pesar de todo, Roma jamás se rindió o negoció un acuerdo con Cartago.

Aníbal no fue directamente a atacar Roma sino que prefirió hostigar a las fortalezas circundantes y a tratar de ganar aliados entre las ciudades cercanas.

  • Se cree que no fue directamente a por la ciudad porque no tenía equipo suficiente, pero otros investigadores apuntan a la dificultad de abastecimiento y a la inestabilidad política de Cartago respecto a Aníbal.

Durante el periplo de Aníbal por la Península Itálica se dedicó a asediar algunas ciudades tratando de atraerlas a su lado aunque en numerosas ocasiones no lo logró.

Una de las poblaciones que sí accedió a firmar un tratado con Aníbal fue Capua, situación que aprovechó Roma para comenzar a hablar de las «Delicias de Capua», dejando ver que el ejército cartaginés se entregó al vicio y al placer en esta ciudad durante meses.

En estos meses, hubo varios enfrentamientos con Roma con desiguales resultados, a pesar de que se ha dicho que la batalla de Cannas fue la última vez que los romanos y los cartagineses se enfrentaron.

La batalla de Cumas fue una de las ocasiones en las que Aníbal tuvo que abandonar ante la resistencia del ejército de Tiberio Sempronio Graco.

En Nola también tuvo que retirarse por dos veces.

Ya en las campañas de los años 213 y 212 a.C., Aníbal consiguió nuevas victorias ante los romanos. Trataba de dominar toda la región del Salentino para facilitar la llegada desde Iliria del ejército de Filipo V de Macedonia, con quien había firmado un tratado pero finalmente no pudo hacerse con toda la zona.

Aníbal a las puertas de Roma

En la primavera de 211 a.C., Aníbal decidió marchar directamente sobre Roma para atraer a los ejércitos romanos que asediaban Capua y poder liberar así la ciudad.

En su camino hacia la capital, arrasó campiñas y granjas, destruyó el templo de Lucus Feroniae y tuvo un enfrentamiento con la caballería romana bajo las propias murallas de Roma.

La población de Roma entró en pánico al ver al ejército cartaginés acampado a tan sólo tres millas e incluso la infantería se preparó para un ataque pero finalmente Aníbal decidió retirarse.

Los romanos lograron varias victorias en Campania que les permitió enviar ejércitos a Hispania para seguir enfrentándose allí con las tropas de Cartago.

Este momento fue el culmen del control de territorio itálico por parte de los cartagineses.

A partir de entonces,  se produjo una inflexión en la guerra  y el ejército de Aníbal comenzaría a retroceder pese a lo cual aún cosechó algunas victorias ante Roma.

El retroceso de Aníbal

En el año 209 a.C. Aníbal perdió el control de la región del Salentino al mismo tiempo que en Hispania Escipión conquistaba Cartago Nova en una ofensiva relámpago.

Aníbal no solamente estaba perdiendo terreno sino que además no podía acudir a socorrer los distintos lugares que se veían atacados por el ejército romano.

Pero aún había una esperanza: Asdrúbal, el hermano de Aníbal, sacó a las tropas cartaginesas de Hispania para conducirlas al norte a través de los Pirineos y por la Galia Transalpina hasta detenerse ante los Alpes, los cuales cruzaría tras el invierno.

Un nuevo ejército cartaginés en el norte de la Península Itálica resultaría un gran apoyo para Aníbal.

Las cosas no saldrían bien: cuando Aníbal se dirigía a Apulia para reunirse con su hermano, éste cayó muerto en Umbría tras ser aniquilado su ejército por los romanos en el año 207 a.C. Al recibir esta noticia, Aníbal se replegó al Brucio donde permaneció durante años.

La Batalla de Zama

En el año 203 a.C. Aníbal fue llamado por el gobierno cartaginés ante la llegada de Escipión al norte de África. Al año siguiente, Aníbal y Escipión se reunieron tratando de llegar a un acuerdo por los cartagineses, alentados por la presencia de Aníbal en sus tierras de nuevo, rechazaron todas las condiciones propuestas por Roma para firmar la paz.

La batalla de Zama supuso el reflejo de la inferioridad del ejército de Aníbal ante el de Roma y también el peso de los años en guerra que el cartaginés había pasado fuera de su hogar.

Aunque intentó usar la misma estrategia que en Cannas, no surtió efecto y perdió 40.000 hombres y la admiración de los suyos. Cartago y Roma firmaron finalmente la paz.

Los últimos años de Aníbal

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Tras la firma de la paz con Roma en 201 a.C., Aníbal decidió pasar a formar parte de la vida política de Cartago uniéndose al partido democrático, decidido a continuar la expansión por África a costa de los númidas.

Aníbal fue elegido sufete, algo similar a senador, en el año 196 a.C. restaurando el poder y la autoridad del Estado, lo que lo enemistó con los oligarcas que lo acusaban de traición al no haber atacado Roma cuando pudo hacerlo.

Cuando Aníbal exigió que la indemnización a Roma decía obtenerse de las arcas de los oligarcas, éstos acudieron a los romanos quienes exigieron la entrega de Aníbal, temerosos ante la nueva prosperidad de Cartago.

Sabías que...
Aníbal decidió exiliarse voluntariamente en el año 195 a.C.

Aníbal recorrió ciudades como Tiro y Éfeso y el camino que siguió después no es conocido. Se cree que pudo ir a Armenia para regresar después a Asia Menor para ponerse al servicio de Prusias I de Bitinia. Sin embargo, éste le traicionó y quiso poner en manos de Roma a Aníbal quien se suicidó en el año 183 a.C. a la edad de 63 años. Se desconoce el lugar de su tumba.

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Documental sobre Aníbal

Si aún te has quedado con ganas de saber más sobre este gran guerrero de la historia, no dudes en hacer click en el vídeo de más abajo donde vas a ampliar mucho más la información de Anibal en la historia:

 

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