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El rey Leónidas

Nombre: Leónidas
Lugar: Antigua Grecia
Época: Edad Antigua
Arma favorita: Lanza
Caracteristica: Lideró a los 300 espartanos
Leónidas, el rey número 17 de la ciudad-estado griega de Esparta, siempre será recordado por haber sido quien lideró a los 300 espartanos que lucharon contra el ejército de Jerjes I en las Termópilas.

Es el clásico ejemplo de líder militar espartano que lleva hasta el final la defensa de su ciudad y de su estilo de vida ante la invasión persa. Por este motivo, hoy día es considerado un héroe paradigmático que se sacrificó por el bien de la ciudad de la que era rey y uno de los mejores guerreros de la historia.

EL rey Leónidas todavía es recordado con orgullo en Grecia pero también en todo el mundo. Su sacrificio y valentía han servido de ejemplo numerosas veces y por ello su gesta es una de las más conocidas de la Historia Universal.

Los orígenes de Leónidas

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Leónidas, cuyo nombre quiere decir «hijo del león», nació en Esparta hacia el año 540 a.C. en Grecia central. Era el cuarto hijo del rey Agíada Anaxandridas II con su sobrina (el segundo hijo de su primera esposa, ya que después de su sobrina tomó a otra mujer).

Como el resto de varones de Esparta y con más razón al no ser heredero, Leónidas  tuvo que someterse a la férrea disciplina de las escuelas espartanas  siendo uno de los pocos reyes de Esparta que sufrió esta experiencia.

Se cree que debió subir al trono entre los años 488 y 485 a.C. sucediendo a su medio hermano Cleómenes I .

Éste se había suicidado descuartizándose a sí mismo en prisión, enloquecido tras un largo exilio provocado al ser descubierto su complot contra Demarato, a quien había destronado.

Los otros dos hermanos mayores de Leónidas, Cleómbroto y Dorieo, habían muerto luchando contra los cartagineses.

Leónidas se casó con la hija de su hermano, Gorgo, una de las mujeres espartanas más conocidas de la Historia debido a su activo papel político.

Fue hija de rey, esposa de rey y también madre de rey ya que le dio un hijo a Leónidas, el que sería el rey Plistarco a la muerte de éste.

Antes de que se marchara a la guerra, Gorgo le preguntó a Leónidas que debía hacer si éste no regresaba y según Plutarco, él respondió: «Cásate con un buen hombre y ten buenos hijos«.

Heródoto ensalza la figura de Leónidas emparentándolo no solamente con la rama de los heráclidas sino que llegó a crear todo un árbol genealógico que lo hacía descendiente directo de Hércules.

No se sabe nada acerca de la experiencia militar de Leónidas previamente al episodio de las Termópilas pero se da por hecho que había debido participar en batallas menores en alguno de los otros conflictos de Grecia.

El mensaje secreto y el oráculo

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En los años 490 a.C. el rey persa Jerjes I se encontraba planeando la invasión de la Grecia continental.

En su corte se hallaba Demarato, el rey exiliado que había sido destronado por el hermano mayor de Leónidas, quien al enterarse de las intenciones del rey persa quiso avisar a sus conciudadanos para que estuvieran preparados y no les tomara por sorpresa.

Demarato envió un mensaje secreto al rey Leónidas en forma de tabla de cera, algo que nadie comprendió.

Sin embargo, Gorgo, la esposa de Leónidas, sugirió que se rascara la cera que cubría la tabla, apareciendo así grabado sobre la madera el mensaje que Demarato quería hacer llegar a los espartanos.

Los espartanos acudieron rápidamente al Oráculo de Delfos para saber qué hacer ante aquella situación. El dios Apolo les dio la respuesta en forma de versos crípticos y ambiguos de difícil interpretación:

«Mirad, habitantes de la extensa Esparta, o bien vuestra poderosa y eximia ciudad es arrasada por los descendientes de Perseo, o no lo es; pero en ese caso, la tierra de Lacedemón llorará la muerte de un rey de la estirpe de Heracles

Pues al invasor no lo detendrá la fuerza de los toros o de los leones ya que posee la fuerza de Zeus. Proclamo en fin, que no se detendrá hasta haber devorado a una u otro hasta los huesos»

Lo que venían a decir estas palabras era que solamente había dos opciones: o Esparta perdía a su rey Leónidas o sería conquistada por los persas.

 Este mensaje fue devastador para los espartanos , quienes jamás habían perdido a uno de sus reyes en el campo de batalla.

La delegación para Jerjes I

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La opción diplomática fue la primera vía a asumir por los espartanos. Según dice Heródoto, pretendían calmar la cólera de Taltibio.

Éste era un héroe de la guerra de Troya venerado en Esparta; concretamente era el heraldo de Agamenón y los espartanos creían que lo habían disgustado al matar a los mensajeros que Darío había enviado en el año 491 a.C.

Éstos habían acudido a la ciudad exigiendo «la tierra y el agua» y el rey Cleómenes mandó que fueran arrojados a un pozo.

Después, envió tropas para que participaran en la Batalla de Maratón, donde Darío I fue derrotado aunque los espartanos no llegaron a tiempo para involucrarse y el enfrentamiento tuvo lugar entre persas y atenienses.

Sin embargo, el rey Jerjes I se negó a negociar y ni tan siquiera quiso reclamar «la tierra y el agua», los símbolos que le harían apoderarse de la soberanía aqueménida.

De forma deliberada y en alusión a lo que había sucedido con los emisarios de su padre años atrás, Jerjes no envió delegaciones ni a Esparta ni a Atenas, donde también los mensajeros persas habían sido ejecutados.

Camino a las Termópilas

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En el otoño del año 481 a.C., la Liga Helénica se reunió y se decidió que su líder sería Esparta.

Se decidió el envío de una flota armada que comandaría Leónidas, rey de Esparta, y cuya misión sería  defender el desfiladero de las Termópilas .

Lo que pretendían los griegos era retener a los persas el tiempo suficiente para que el resto de la flota griega pudiera replegarse.

Según Heródoto, las tropas que fueron a las Termópilas estaban formadas por unos 6.000 hombres de distintas ciudades griegas y de los cuales, 300 eran los hoplitas espartanos de Leónidas.

A estos soldados habría que sumar los ilotas, los esclavos que acompañaban a los espartanos.

El ejército persa de Jerjes I sumaba unos 200.000 soldados incluyendo a los famosos Inmortales.

En ocasiones se ha hablado de una cifra mucho mayor pero se cree que proviene posiblemente de un error de cálculo por parte de Heródoto que confunde quiliarquía (1.000) con miriarquía (10.000).

Error de cálculo o no, los números seguían siendo favorables a los persas por una gran diferencia.

Los espartanos y el resto de fuerzas estaban relativamente tranquilos a pesar de todo, ya que se les dijo por parte del resto de ciudades griegas que ellos eran una avanzadilla y que pronto llegaría el grueso del ejército.

En aquellos momentos se estaban celebrando los Juegos Panhelénicos y muchos soldados no podían unirse a la guerra hasta que no hubieran terminado y lo mismo sucedía con el festival dórico de las Carneas.

Sabías que...
Sin embargo, Leónidas vio que aquello se trataba de una batalla suicida, por lo que escogió de entre sus hombres a aquellos que tuvieran hijos varones para que su estirpe no se perdiera.

Es el motivo por el que entre sus 300 soldados no había solamente caballeros sino también soldados ordinarios.

La batalla de las Termópilas

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Leónidas estableció a sus hombres en la parte más estrecha del paso, en un lugar en el que los fócidas habían construido una muralla tiempo atrás.

Además, desde Traquinia le informaron de que existía un camino montañoso que rodeaba las Termópilas por lo que Leónidas decidió enviar a 1000 hombres para que acamparan allí, evitando que los persas quisieran aprovecharlo y vigilando desde las alturas.

Antes de que comenzara la batalla, Jerjes envió un mensajero para que negociara con Leónidas ofreciéndole la libertad y el título de Amigos del Pueblo Persa a los aliados griegos.

Les prometió, además, asentarles en tierras más fértiles que las que tenían en aquellos momentos.

Leónidas rechazó esas condiciones y cuando el embajador le volvió a pedir que depusiera las armas, el rey espartano respondió con la famosa frase: «Ven a buscarlas tú mismo», dirigida al rey Jerjes.

Al no surtir efecto la negociación, no quedaba otro remedio que recurrir a la guerra.

Jerjes decidió esperar aún cuatro días en espera de que el ejército panhelénico se deshiciera por sí mismo ante la diferencia numérica entre griegos y persas pero al no ser así, atacó.

Una vez posicionados en las Termópilas, los griegos lograron rechazar varios ataques por parte de los persas ya que la estrechez de aquel  paso de apenas 100 metros  (hoy día y debido a la erosión esta distancia es de un kilómetro) les permitía formar filas apretadas e impenetrables en las que la falange hoplítica funcionaba a la perfección.

Las bajas entre los persas fueron muy numerosas y ni siquiera los Inmortales lograron superar la barrera de los soldados de Leónidas.

El segundo día de la batalla, sin embargo, el griego Efialtes de Tesalia se presentó ante Jerjes para traicionar a sus compatriotas hablándole del paso de montaña por el que él podría guiarles.

Se dice que les traicionó quizá a cambio de una recompensa que los persas le habían prometido.

Leónidas se encontró de repente rodeado por las fuerzas del sátrapa persa Hidarnes que habían llegado hasta ellos a través del sendero del monte Anopea.

Diodoro nos dice que fue avisado por un griego que había escapado del campamento persa pero Heródoto, en cambio, menciona que Leónidas se enteró por los propios vigías que tenía apostados en el paso montañoso.

Leónidas convocó un consejo de guerra al amanecer para decidir qué hacer.

No hubo consenso entre los griegos acerca de qué hacer; finalmente, algunas ciudades decidieron regresar a su lugar de origen ante lo imposible de la misión pero Leónidas dictaminó que permanecería allí con sus hoplitas.

Se dice que Leónidas ordenó al resto de aliados que volvieran a sus casas pero en realidad Heródoto reconoce que no sabe con exactitud qué es lo que ocurrió en ese consejo de guerra.

Leónidas dejó que las tropas se marcharan a sus hogares con excepción de los espartanos ya que consideraba que era indigno que los espartanos abandonaran una batalla.

Además, tenía en mente las palabras del Oráculo de Delfos por lo que consideraba que debía cumplir con su destino para que Esparta no cayera en manos de Jerjes I y los persas.

Además de los espartanos, permanecieron con Leónidas los lacedemonios, los tespios y los tebanos voluntarios.

Se cree que otro motivo por el que Leónidas decidió permanecer en el paso de las Termópilas con sus hombres fue el de proteger la retirada del resto de aliados de las fuerzas griegas.

De haberse retirado todos a la vez, las Termópilas habrían quedado despejadas ante los persas y seguramente todos habrían muerto.

Tal como cuenta Heródoto, Leónidas y sus hombres se colocaron en la parte más ancha del desfiladero donde estuvieron luchando contra los persas y oponiendo una fuerte resistencia hasta que todos ellos murieron.

Otros autores como Diodoro Sículo o Justino dice que los griegos murieron al atacar por la noche el campamento persa causando un gran desorden y confusión.

Según esta versión, fueron acribillados allí mismo pero se considera fantasiosa empezando porque ese campamento estaba a 8 kilómetros del lugar en el que se apostaban los griegos.

La muerte de Leónidas

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Leónidas, al igual que todos sus hombres, murió ese  11 de agosto del año 480 a.C., a la edad de 60 años .

Se cuenta que los últimos griegos murieron luchando contra el ejército persa alrededor de su cadáver para evitar que los persas se lo llevaran.

El rey Jerjes mandó cortarle la cabeza a su cadáver para clavarla en un palo e hizo que crucificaran su cuerpo.

Aunque normalmente se consideraba a los persas como respetuosos con los cuerpos de sus enemigos, Heródoto cree que esta forma de ultrajar a Leónidas venía motivada por los quebraderos de cabeza que el rey espartano le ocasionó en vida.

El cuerpo de Leónidas llegó a Esparta en el año 440 a.C., cuarenta años después de su muerte, y fue llevado a un espléndido mausoleo consagrado.

Se colocó una estela sobre su tumba en la que figuraban los nombres de los 300 espartanos que murieron con él y que pudo ver el viajero Pausanias.

Se instauraron en su honor las fiestas leónidas, juegos funerarios anuales, y además,  se le dio culto como héroe de la ciudad .

Tras la invasión persa, se situó en las Termópilas una escultura en forma de león en honor a Leónidas que actualmente se encuentra desaparecida y ha sido sustituida por una estatua moderna de bronce.

Otros guerreros interesantes:

 

Documental de Leónidas

Tienes ganas de aprender más sobre este fantástico Rey y a la vez guerrero de la historia? En el siguiente vídeo podrás ampliar más información acerca del Rey Leónidas y todo lo que le envolvió a lo largo de su vida:

Sobre el autor:

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