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Sun Tzu, la sabiduría de la guerra

Nombre: Sun Wu
Lugar: Antigua China
Época: Edad Antigua
Arma favorita:
Caracteristica: Gran estratega
Sun Tzu fue un filósofo, general y estratega chino que ha llegado hasta nosotros con el título honorífico que significa «Maestro Sun» ya que su nombre auténtico era Sun Wu.

Aunque hay quien cuestiona si realmente existió o no, el análisis de su obra más conocida El Arte de la Guerra hace creer a los investigadores que fue una figura histórica o que cuanto menos, tiene cierto trasfondo real. Con el tiempo quizá sepamos más cosas acerca de Sun Tzu y de si realmente fue quien creemos.

Actualmente este libro sigue siendo material de estudio para todos los interesados en la táctica y la estrategia pero también por aquellos que han decidido seguir el camino del guerrero en su vida y encuentran en él una gran riqueza integral.

El origen de Sun Tzu

No se conoce con exactitud el lugar de nacimiento de Sun Tzu, dudando entre los estados de Qi y Wu, dependiendo de la fuente que se consulte.

En lo que sí coinciden es en que nació a finales del período Primavera y Otoño de China (722-841 a.C.).

Este período toma su nombre de la crónica atribuida a Confucio que relata los hechos que en ella sucedieron y que se llama «Anales de primavera y otoño«.

Este momento se caracterizó por un aumento de la alfabetización y por la  libertad de pensamiento y el avance tecnológico .

Seguramente su familia pertenecía a la clase de los shi, aristócratas que habían perdido sus tierras a causa de los enfrentamientos entre las distintas ciudades-estado de la China de esta época.

Lo normal era que los shi viajaran por todo el país como estudiosos para ampliar sus conocimientos pero Sun Tzu prefirió dedicarse al ámbito militar.

Otras fuentes atestiguan que su padre, de nombre Sun Ping, era militar y que, por tanto, Sun Tzu creció en una familia de soldados lo que inevitablemente le llevó a dedicarse a lo mismo que el resto de sus parientes.

Sun Tzu y el rey Helü de Wu

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Sun Tzu fue general y estratega de los ejércitos del rey Hëlu de Wu a partir del año 512 a.C. tras haber combatido en otras regiones.

Al parecer, éste quiso poner a prueba sus habilidades antes de tomarle como general de sus ejércitos así que  le pidió que transformara a las 180 concubinas de un harén en soldados .

Lo primero que hizo Sun Tzu fue dividirlas en dos grupos que estarían liderados por las dos favoritas del rey. Una vez en formación, Sun Tzu les ordenó que giraran a la derecha pero ellas respondieron con risas.

Sun Tzu explicó entonces que el general era el encargado de que los soldados entendieran las órdenes por lo que repitió la orden, alentando nuevas risas en las mujeres.

Por último, mandó ejecutar a las dos concubinas favoritas del rey explicándole que si los soldados no obedecían las órdenes, la culpa era de los oficiales, en este caso, las dos mujeres.

Ante el desconcierto del rey, añadió que un general debe llevar a cabo cualquier misión incluso aunque el propio monarca protestara.

Sun Tzu dispuso entonces como oficiales a las dos mujeres que seguían a las favoritas para que se encargaran de que las demás ejecutaran las órdenes y, ante el miedo a morir como sus predecesoras, hicieron todas sus maniobras sin problemas.

Más tarde, Sun Tzu demostraría en el campo de batalla que sus teorías funcionaban igual de bien en la práctica para someter al enemigo.

Sun Tzu y la guerra contra Chu: la Batalla de Boju

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Sun Tzu, ya general de los ejércitos del rey de Wu, se dirigió hacia el oeste donde venció al estado de Chu llegando mediante el uso de la fuerza hasta Ying, la capital.

Chu era un estado regido en esta época por la dinastía Ying cuyos gobernantes se había autodenominado como reyes siglos atrás.

Los territorios que abarcaba Chu se corresponden prácticamente con las actuales provincias chinas de Hubei y Hunan.

Chu había llevado a cabo una política expansionista y militar mediante la técnica de coaccionar y absorber a sus aliados.

Cuando se estabilizó la capital en la ciudad de Ying, los líderes de Chu decidieron continuar su expansión hacia el norte siguiendo las mismas técnicas que les habían resultado útiles a lo largo de las décadas.

Sin embargo, el temor a que Chu llevara a cabo estas tácticas hizo que varias regiones del norte de China se aliaran contra Chu, logrando así frenar su expansión por esa zona. El estado de Jin fue el encargado de liderar esta facción norteña en contra de Chu.

Jin fortaleció al estado de Wu por lo que Sun Tzu, general de sus ejércitos, pudo derrotar a Qi e invadir Chu en el año 506 a.C.

En este momento se produce la Batalla de Boju  entre los dos estados más fuertes de China  en este momento: Wu y Chu, cuyas hostilidades llevaban activas durante al menos cincuenta años.

Sun Tzu era consciente de que  su ejército era más pequeño  por lo que hubiera sido un suicidio atacar frontalmente pero también esperar a que fueran las tropas de Chu las que atacaran por lo que decidió ejecutar una maniobra que debilitara y distrajera a su enemigo.

Se dedicó a atacar ciudades y pueblos situados en zonas fronterizas y que por ello no contaran con demasiada defensa.

Poco a poco fue penetrando en el interior del estado, atacando aquellos territorios menos protegidos.

El ejército de Chu, ante aquellos movimientos orquestados por Sun Tzu, no tuvo otro remedio que renunciar a sus iniciales planes para intentar neutralizar a las tropas que invadían poco a poco su territorio.

Sun Tzu, al conocer que Chu movilizaba a su ejército contra él, aprovechó la mayor movilidad de sus tropas para desplazarse hacia otro lado.

El general de Chu, Nang Wa, trató de forzar a Sun Tzu a una batalla en campo abierto así que atacó el estado de Cao, uno de los aliados de Wu.

Sin embargo, Sun Tzu se limitó a enviar una pequeña guarnición y avanzó hacia Ying, la capital, por lo que a Nang Wa no le quedó otro remedio que seguirle para defender la ciudad.

El rey Jing de Zhou fue obligado a abandonar Ying mientras las tropas de Sun Tzu adoptaban una estrategia muy similar a la que usó Aníbal en la Batalla de Cannas.

Al llegar las tropas de Chu, Nang Wa se dio cuenta de que había caído en una emboscada ya que las tropas de Wu comandadas por Sun Tzu cayeron sobre ellos acabando con sus vidas y destruyendo la ciudad después.

Una vez retiradas las tropas de Wu, el rey Jing volvió a la capital.

Tras la conquista de la ciudad de Ying,  el nombre de Sun Tzu desaparece  de los documentos históricos.

Esto ha hecho que algunos investigadores hayan contemplado la posibilidad de que Sun Tzu jamás hubiera existido y que fuera una especie de leyenda creada por el propio rey de Wu para amedrentar a sus enemigos.

El Arte de la Guerra

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El famoso tratado de Sun Tzu sobre el supremo arte de la guerra fue escrito alrededor del año 500 a.C.

Se trata de un compendio que abarca prácticamente todos los aspectos relacionados con el ámbito militar: habla de la logística y el armamento, de los sistemas de mando, de las comunicaciones, de la disciplina y de estrategias y tácticas que aún son útiles hoy día.

Muchas personalidades a lo largo de la Historia se han inspirado en El Arte de la Guerra de Sun Tzu para llevar a cabo sus objetivos en la vida: Napoleón lo usó en sus campañas militares, Mao Tse Tung lo aplicó en sus políticas estatales y Maquiavelo lo tomó de referencia en sus escritos.

Actualmente, la filosofía de El Arte de la Guerra se usa también para crear políticas de empresa y estrategias de superación personal.

La primera vez que se publica El Arte de la Guerra es en el año 1772, en París, gracias al jesuita Jean Joseph-Marie Amoit que lo titula Arte Militaire des Chinois.

Desde entonces ha sido estudiado por estrategas militares y prácticamente por cualquier guerrero que quiera seguir la senda de la guerra.

En el año 1972 se descubrió un nuevo manuscrito de El Arte de la Guerra dentro de un sepulcro en el norte de China, fechado en el año 130 a.C. que obligó a corregir la versión que hasta entonces se estaba utilizando, aproximadamente un 5% del texto que en realidad no tiene demasiada importancia ya que no cambia el sentido de las frases.

Los trece capítulos de El Arte de la Guerra son:

  1. Aproximaciones de la guerra.
  2. La dirección de la guerra.
  3. La estrategia ofensiva.
  4. Disposiciones.
  5. Energía.
  6. Puntos débiles y puntos fuertes.
  7. Maniobra.
  8. Las nueve variables.
  9. Marchas.
  10. El terreno.
  11. Las nueve clases de terreno.
  12. Ataque de fuego.
  13. Sobre el uso de espías.

Una de las premisas que más sorprende de El Arte de la Guerra es la que afirma que el arte de la guerra se basa en el engaño constante al enemigo en cuanto a estrategias, formación, movimientos y demás tácticas militares.

Señala también las claves para la victoria en  explorar las debilidades del enemigo , para lo cual hay que conocerlo bien. Se consideran tácticas como atacar al enemigo cuando no está preparado o sembrar la disensión entre sus filas para que no haya unión entre los soldados.

Sun Tzu hace hincapié en la rapidez a la hora de ejecutar los movimientos pues considera que una campaña demasiado larga agota a los soldados y reduce la eficacia de cualquier acción que se quiera llevar a cabo.

La victoria, así, quedaría por encima de la persistencia y para ello hay que golpear al enemigo con rapidez.

También concede importancia al corte de suministros del enemigo considerándolo un doble beneficio: menos comida para el enemigo, más comida para el propio ejército.

A pesar de todo, Sun Tzu reconoce que la mejor victoria es conseguir la rendición del enemigo incluso sin que se produzca una batalla o un asedio sino simplemente haciendo uso de la estrategia.

Aunque alude a la rapidez de la acción, con esto no quiere decir que haya que precipitarse ya que cada acción debe ser estudiada y planificada con cuidado.

En cuanto al ataque y la defensa, Sun Tzu no desprestigia una sobre otra ya que considera que cada una debe ser ejecutada dependiendo de los medios del ejército y de las circunstancias. El ataque, dice, es para épocas de abundancia y la defensa, para momentos de escasez.

Sun Tzu no rechaza la opción de  fingir debilidad o desorden para confundir  al enemigo y hacerle optar por una táctica determinada aunque advierte que si se opta por esa estrategia, se debe hacer cuidadosamente y haciendo establecido previamente un orden.

Argumenta que hacer creer al enemigo que va a salir victorioso es la mejor manera de conducirle hasta la derrota.

Una de las estrategias que propone es hacer siempre que sea el ejército enemigo el que se mueva.

Para esto hay que engañarlo, hacerle creer que tenemos las tropas en un sitio para que acudan allí y después reaparecer en otro sitio.

De esta manera,  el enemigo se queda vacío de fuerzas y energías  mientras nosotros mantenemos el control de la situación.

De la misma forma, Sun Tzu recomienda que el enemigo nunca sepa nada acerca de la formación de las tropas, ni de su número, ni de su localización hasta que se tenga la estrategia completa.

En cuanto a la forma de ataque, directo o indirecto, Sun Tzu siempre recomienda precaución ya que considera que el primero que ataca lo tiene más difícil que el que responde.

Además, avisa de que jamás hay que perseguir a un ejército que huye, ya que podría ser una trampa que lleve a una emboscada, ni tampoco a tropas expertas. Para enfrentarse a éstas últimas habría que recurrir a alguna de las otras estrategias de distracción para poder vencerlas.

Sobre la actitud de los generales, Sun Tzu dice que éstos siempre deben tener en cuenta todas las variables dentro de la guerra y que no hay que dudar si un sendero, un puente o un paso no parecen seguros.

De la misma forma, también tiene que considerar si una ciudad puede o no ser asediada o si es conveniente enfrentarse a un determinado ejército.

Para Sun Tzu, el general no debe ir hacia adelante a toda costa sino que tiene que ser racional y realista, siempre manteniendo su compromiso hasta la muerte.

Sun Tzu advierte acerca de las señales que se deben tener en cuenta para comprobar que todo va bien dentro del propio ejército como, por ejemplo, estar atentos a las actitudes de los soldados hacia sus superiores y entre ellos.

De esta forma, se puede anticipar un motín, una rendición o la desmoralización de las tropas que puede llevar a problemas de disciplina.

Recomienda no atacar directamente si no se está completamente seguro de la victoria incluso aunque la orden venga de instancias superiores como por ejemplo un rey o un gobernador.

Puede ser peligroso lanzarse a la batalla si hay alguna probabilidad de caer en la derrota.

Sun Tzu insiste en la necesidad de conocer muy bien todas las circunstancias antes de la batalla, incluyendo por supuesto el terreno en el que ésta se vaya a librar.

Además, recomienda que la estrategia elegida jamás pueda ser detectada o adivinada por el enemigo para que siempre se lo pueda tomar por sorpresa.

De hecho, su consejo es que  ni siquiera los soldados deben conocer los detalles de la estrategia  sino que tan sólo se les debe informar de los beneficios que van a obtener al conseguir la victoria.

La serenidad y templanza del general son vitales para la batalla ya que un general con cólera o ira no tomará las decisiones adecuadas.

Esto se extiende también a los gobiernos; por ello, un general tiene que estar atento y negarse a una orden si cree que el superior está motivado por la ira.

Por último y hablando acerca de los espías, Sun Tzu aconseja tratarlos siempre bien para que jamás renieguen y se pongan al servicio del enemigo.

Para el general chino, los espías son imprescindibles para elaborar la estrategia y por ello, deben ser elegidos de entre los más inteligentes ya que la información que obtengan será vital para conseguir la victoria.

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Documental sobre Sun Tzu

En este documental que os dejamos, se amplia mucho más la información de los Sun Tzu y su arte para la guerra:

 

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