La Edad Media se caracteriza por su larga duración en comparación con otras épocas de la Historia y además, por las numerosas guerras y contiendas que se libraron en aquellos momentos. Todos estos conflictos bélicos hicieron que las fronteras y la política estuvieran en continuo cambio, configurándose nuevos mapas a menudo conforme los señores feudales ganaban o perdían territorios.
Esto implicó además que los guerreros medievales tuvieran que innovar en cuanto a sus armas para tratar de vencer a los enemigos, adaptándose a nuevas formas de lucha.
Las armas ya conocidas de épocas anteriores mejoraron ostensiblemente especialmente en cuanto a los materiales. El empleo del acero y la aplicación de nuevas formas de fabricación de las espadas, por ejemplo, hicieron que éstas fueran más flexibles, mortíferas y resistentes.
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Principales cambios en las armas medievales
El cambio en el uso de metales es, sin duda, una de las principales mejoras que se hicieron en las armas a lo largo de la Edad Media. De hecho, picas y lanzas cuyas puntas todavía no se hacían en metal comenzaron a fabricarse en este material.
Otras armas como las puntas de flecha o las hachas dejaron de fabricarse en hierro para empezar a hacerse en acero. Este metal era más flexible y ligero que el hierro lo que permitía trabajarlo mejor y, por tanto, obtener mejores armas.
Las espadas de acero se rompían mucho menos que las fabricadas en hierro por lo que resultaban ser mucho más fiables en el combate.
Las armas a distancia también sufrieron modificaciones especialmente con la mejora de la ballesta que poco a poco iría abriéndose camino frente al arco, que al mismo tiempo sufre su propia evolución.
Ballesta
Una ballesta es un arco montado sobre una base recta e inmóvil que sirve para disparar proyectiles que reciben el nombre de saetas, virotes o pernos.
Las primeras referencias a las ballestas se encuentran en la antigua China en torno al siglo VI a.C. Sin embargo, no fue hasta el siglo X, ya en la Edad Media, cuando este arma comienza a usarse de modo masivo como una evolución desde el arco y la flecha que habían imperado hasta entonces.
El arco de madera se sustituye por un arco metálico compuesto de varias varillas metálicas que hacen efecto de muelle para tensar la cuerda. Más adelante, se introduciría un carril en la base recta en el que situar los virotes o saetas, proyectiles metálicos que sustituyeron a las flechas.
Para tensar este arco metálico se usaron varias técnicas: empujarlo con el pie o la mano mientras el arma se apoyaba en el suelo, usar armatostes instalados en el carril y finalmente, un torniquete que se tensaba usando una manivela. Para liberar el proyectil se agregó un gatillo.
Debido a que no era necesaria una gran destreza para manejar la ballesta, ésta podía ser disparada tanto a pie como a caballo aunque contaba con una desventaja respecto al arco: el tiempo que se tardaba en recargar el proyectil.
Arco
El arco consiste en un arma flexible en cuyos extremos se atan a su vez los extremos de una cuerda en la que se sitúa la flecha. Tirando de ella, el arco se flexiona y al soltar, la fuerza que se genera lanza la flecha.
El arco y las flechas son conocidos desde el Paleolítico pero es en el siglo XI, en la Edad Media, cuando fue mejorado por los ingleses con la creación del arco largo que llegaba a medir hasta 1,80 metros. La pericia de los arqueros ingleses fue tanta que llegaban a lanzar de diez a doce flechas por minuto.
Los arqueros ingleses precisaban de un periodo aproximado de 8 años para aprender a manejar el arco adecuadamente. Durante la batalla, solían ser atendidos por niños que les iban procurando nuevas flechas clavándolas a sus pies conforme se les iban agotando.
Por lo general, durante la Edad Media los arcos se fabricaban con madera de tejo aunque también se usaron otros tipos como el fresno dada su flexibilidad.
Estos arcos tenían un gran alcance pero no quiere decir que se sumase a la puntería. Sin embargo, teniendo en cuenta la gran cantidad de arqueros que había en un ejército es lógico pensar que con la lluvia literal de flechas que caería sobre los enemigos, la puntería no era necesaria.
Maza
Una maza es simplemente una vara o garrote en cuyo extremo se engastaba una piedra con la que se golpeaba al enemigo. Con el paso del tiempo, esta piedra se sustituyó por una bola fabricada en metal a la que posteriormente se añadieron aletas.
Se utilizó desde la Prehistoria pero fue durante la Edad Media cuando la maza vivió un resurgir en el ámbito militar debido a que su fabricación era sencilla y barata. A partir del siglo XI aparecieron las formas más evolucionadas de este arma y un siglo después, aparece como símbolo de poder de reyes, emperadores y jerarcas de la Iglesia.
La maza, que hasta entonces había sido un arma no demasiado valorada, se convierte entonces en una de las armas preferidas por los caballeros medievales y, además, se convierte en un objeto de prestigio.
En la Edad Media se desarrolló la conocida como maza de armas, fabricada con la cabeza de bronce o de hierro a la que se añadieron aletas o cuchillas con el objetivo de perforar armaduras metálicas. Además, en lugar de tener la cabeza redonda se hizo poligonal.
Los vástagos se fabricaban también en metal sustituyendo a los antiguos mangos de madera aunque para las levas y por abaratar costes se seguía empleando este material.
Solían medir entre 50 y 70 centímetros y a pesar de lo que pueda parecer, no pesaban más de dos kilos aunque se han encontrado excepciones en mazas más grandes y pesadas.
Espada
La espada es un arma blanca que consiste en una hoja recta y punzante de dos filos sujeta a una empuñadura y que puede presentar variaciones en cuanto a longitud, peso, empuñadura, etcétera.
Las primeras espadas aparecen en el IV milenio a.C. fabricadas en bronce, hierro y finalmente en acero. Durante la Edad Media y especialmente con las Cruzadas se estandarizó la espada cortante con empuñadura cruciforme; después se desarrollaría el extremo punzante para responder a las mejoras producidas en las armaduras.
A partir del siglo XIV, no obstante, se produjeron innovaciones en las espadas especialmente en la empuñadura, que se hizo más larga para poder manejar el arma con las dos manos. La hoja también ganó en longitud. Al mismo tiempo se desarrolló el estoque, una espada especial para alcanzar aquellos puntos más vulnerables entre las placas de la armadura.
Lanza
La lanza es un arma de asta fabricada en madera o metal que tiene en uno de sus extremos una punta afilada cuyo material y forma ha ido cambiando a lo largo del tiempo.
Tiene su origen en la Prehistoria y especialmente durante la Edad Media tuvo un papel muy importante en el ámbito militar. Buena parte de su éxito se debía a que era fácil y barata de producir y además, su gran versatilidad permitía que fuera usada tanto a pie como a caballo.
En la Edad Media, la lanza se fabricaba por completo usando hierro y la rectitud de su forma llegó a convertirse en uno de los símbolos de los caballeros medievales al identificarse con la verdad y el honor.
Los guerreros montados a caballo también podían ir armados con lanzas, lo que les suponía mejorar su estabilidad sobre la montura y también el control de la misma.
Mangual
El mangual también se conoce con el nombre de maza de cadena o látigo de armas. Se trata de una vara de madera unida a una cadena en cuyo extremo se encuentra una cabeza de metal con pinchos.
Se usó durante la Edad Media como arma especializada contra armaduras de placas y escudos. Era un arma para golpear y su manejo requería mucho entrenamiento ya que había muchas posibilidades de salir herido. Además, se necesitaba tener cierto espacio alrededor para poder usarlo adecuadamente.
El mangual se usó especialmente en Alemania y Suiza y su uso en países como en Francia es casi nulo.
Era necesario acompañar el mangual con un escudo pues mientras se volteaba en el aire, algo que había que hacer constantemente para poder atacar, el cuerpo del guerrero quedaba al descubierto y debía protegerse. Por eso era un arma muy apropiada para los jinetes que podían voltearla de arriba a abajo y derribar a los guerreros que iban a pie.
Armas de asedio: catapultas
Una catapulta es un artefacto creado para lanzar proyectiles de gran tamaño a larga distancia. Se utilizaba especialmente durante los asedios para derribar las torres y murallas de las ciudades. Fue creada por los griegos y posteriormente los romanos se encargaron de perfeccionarla.
Además de proyectiles enfocados a crear brechas en los muros, también podían usarse objetos en llamas, cadáveres en descomposición o basura que cayeran dentro de la ciudad creando caos y enfermedades e infecciones que hicieran que la población decidiera rendirse y someterse al asedio.
Sin embargo, durante la Edad Media los sistemas defensivos mejoraron tanto que las catapultas tal y como se heredaron de la Antigüedad se mostraron cada vez más ineficaces con el tiempo.
Por ello, se crearon algunas variaciones que fueran más eficaces.
Balista
Se trataba de una especie de arco gigante que funcionaba mediante un sistema de torsión. Los proyectiles eran flechas grandes o dardos hechos de madera con una punta metálica. Las balistas eran muy precisas pero les faltaba la potencia que sí tenía en cambio el trebuchet.
Debido a su inmovilidad, las balistas se construían en el mismo lugar en el que se llevaría a cabo el asedio después de que un oficial militar evaluara cuál era la mejor posición para ellas.
Mangonel
Es la versión medieval del onagro creado por los romanos. Tenía un único brazo de torsión que se ocupaba de tensar la cuerda en la que se sujetaba el proyectil y además incorporaba ruedas, lo que hacía más fácil su movilidad en el campo de batalla.
No era demasiado preciso pero tenía mucha potencia. Además, su versatilidad y maniobrabilidad hicieron que el mangonel fuera una de las armas de asedio más populares durante la Edad Media.
Onagro
Constaba de dos marcos de madera, uno paralelo al suelo y otro perpendicular, y un brazo de madera rematado por una cuchara o bolsa de piel en la que se situaba el proyectil a lanzar.
El onagro solía usarse especialmente para derribar las torres defensivas y también la parte superior de las murallas. Aunque desapareció alrededor del siglo V d.C., resurgió de nuevo en la Edad Media, en el siglo XIII, aunque con menor calibre y alcance.
Trebuchet
También es conocido como fundíbulo, trabuquete o almajaneque. Aunque se cree que seguramente su origen se encuentre en el siglo V a.C. en China, se constata su llegada a Europa en el siglo XII, concretamente a Italia, aunque se cree que los vikingos ya pudieron haberlos utilizado siglos antes.
Llegó a Inglaterra a comienzos del siglo XIII, concretamente en la batalla de Dover de 1216. Un siglo más tarde, en 1304, Eduardo I de Inglaterra ordenó la construcción de un trebuchet gigante al que llamó «lobo de guerra» para asediar el castillo de Stirling. Desgraciadamente no nos han llegado los detalles de su diseño.
A comienzos del siglo XVI y con la aparición de la pólvora, el trebuchet fue paulatinamente sustituido por los cañones.
Si te has quedado con ganas de aprender más sobre las armas medievales, no te pierdas este vídeo donde podrás ver las armas más famosas en acción con reproducciones históricas de cuando se utilizaban.