La batalla de Austerlitz tuvo lugar el 2 de diciembre de 1805 en Austerlitz, en el entonces Imperio austriaco y actual ciudad de Slavkov en la República Checa. Enfrentó al Imperio francés contra el Imperio austriaco y el Imperio ruso. También es conocida como la batalla de los Tres Emperadores y está considerada como una de las victorias más importantes de Napoleón.
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Antecedentes de la batalla de Austerlitz
Desde que habían comenzado en Francia las guerras revolucionarias en el año 1792, Europa había entrado en una crisis.
Al año siguiente, en 1802, Francia y Reino Unido firmaron la Paz de Amiens haciendo con ello que la paz llegara a Europa tras diez años de guerras y enfrentamientos.
A pesar de todo, las tensiones entre ambos países no dejaron de aumentar hasta que en mayo del año 1803, Reino Unido le declaró la guerra a Napoleón.
En agosto del año 1805, Napoleón decidió dirigir sus fuerzas hacia el río Rin para enfrentarse contra el Imperio Austriaco y Rusia. El 25 de septiembre sus 200.000 soldados ya se encontraban cruzando el río ocupando una franja de aproximadamente 240 kilómetros.
Al estar situadas las fuerzas austriacas al norte, Napoleón movió a sus tropas en dirección sur para, tras llevar a cabo un movimiento de rodeo, situarse en la retaguardia de los austriacos.
Esta maniobra hizo que el 20 de octubre el comandante Mack y el ejército austriaco situado en la zona se rindieran. Este éxito se unió a la caída de Viena en manos francesas acontecida en noviembre.
Las tropas rusas se estaban retrasando por lo que no pudieron auxiliar al ejército austriaco a tiempo y permanecieron en el noreste para unirse a los supervivientes austriacos. Desde Rusia se designó a Kutúzov como comandante de las fuerzas austriacas y rusas llegando a la zona el 9 de septiembre.
Aunque los franceses siguieron avanzando, Napoleón pronto se dio cuenta de que era más conveniente forzar al enemigo a presentar batalla antes de seguir cubriendo territorio sin saber exactamente qué iba a pasar y con unas líneas de comunicación cada vez más difíciles de mantener.
Kutúzov, que también se hacía percatado de esta situación, decidió iniciar una retirada con la intención de atraer a los franceses hasta la región de los Cárpatos para allí, lanzar un ataque.
Eso sí, los aliados no sabían que en Iglau y Viena había otros 20.000 soldados franceses dispuestos a unirse a la contienda si eran llamados para ello.
Napoleón envió al general Savary al cuartel general aliado para comprobar la situación de las tropas aliadas con la excusa de entregar una carta de Napoleón en la que pedía evitar la batalla.
Por otro lado, Napoleón ordenó al general Soult abandonar Austerlitz con cierto caos para causar una falsa impresión de desorganización a ojos de los aliados, quienes ocuparon los Altos de la zona.
Para dar la última puntada a su plan, Napoleón se reunió con el ayudante del zar para que transmitiera su preocupación y ansiedad a Alejandro I.
El plan de Napoleón funcionó a la perfección. Los oficiales aliados, los ayudantes del zar y el jefe del estado mayor austriaco decidieron que ya tenían suficientes pruebas de la debilidad del ejército francés y que era el momento de lanzar un ataque.
Kutúzuv seguía insistiendo en su retirada pero no fue escuchado por lo que los aliados cayeron en la trampa tendida por las triquiñuelas de Napoleón.
Los ejércitos en la batalla de Austerlitz
El ejército de Napoléon
Mientras tanto, Napoleón había desplegado una gran fuerza en Boulougne, al norte de Francia, con la intención de invadir Inglaterra.
Esta invasión jamás llegó a producirse y las tropas situadas allí, por lo tanto, no llegaron a entrar en acción, pese a lo cual recibieron una cuidadosa instrucción militar que les permitió desenvolverse en cualquier conflicto bélico y además, Napoleón solía hacerles frecuentes visitas para levantarles la moral.
Estos 200.000 soldados organizados en siete cuerpos acabarían formando el núcleo de La Gran Armée de Napoleón. Más tarde uniría a estas fuerzas a las unidades de coraceros, caballería, dragones y artillería.
El ejército de Rusia
En el año 1805, el ejército del Imperio ruso aún conservaba muchos rasgos heredados del Antiguo Régimen.
Los soldados rasos no eran bien tratados por los altos cargos, que solían estar reservados a hombres de la aristocracia, y los oficiales de bajo rango apenas tenían preparación militar y solían tener problemas a la hora de inculcar disciplina a sus hombres para que llevaran a cabo operaciones complicadas.
A su favor tenían una artillería pesada muy buena manejada por soldados entregados. El otro problema que tenía el Imperio ruso era el abastecimiento ya que dependía del Imperio austriaco y de la población local. Esto acababa afectando a la salud de los soldados cuando había problemas en las líneas de suministro.
El ejército del Imperio austriaco
El ejército austriaco había comenzado a modernizarse en el año 1801 gracias al archiduque Carlos, hermano del emperador.
El nuevo comandante del ejército austriaco, Mack, a poco de comenzar la guerra contra Francia, decidió sustituir los tres batallones de seis compañías por cuatro batallones de cuatro compañías lo que no llegó a tener grandes efectos porque no se instruyó a los oficiales para que supieran dirigir a los soldados.
El punto fuerte del ejército austriaco, sin duda, era la caballería; sin embargo, se cometió el error de disgregarla en distintas unidades por lo que perdió la efectividad que podría haber tenido de haberse usado como una sola unidad de ataque.
El desarrollo de la batalla de Austerlitz
La batalla se produjo a unos diez kilómetros al sureste de la ciudad de Brno, entre esta misma ciudad y Austerlitz, la actual Slavkov en la República Checa.
Los aliados, reunidos el 1 de diciembre, diseñaron dos objetivos principales: contactar con el enemigo y hacerse con el flanco sur para mantener las comunicaciones con Viena.
El zar quería lanzar un ataque inmediato pero en esta ocasión el emperador de Austria se unió a Kutúzov y prefirieron ser prudentes.
Finalmente, la presión de los nobles rusos y de los comandantes austriacos hizo que se planificara un ataque contra el flanco derecho francés al tiempo que se llevaba a cabo otro ataque de distracción contra el flanco izquierdo.
La fuerza principal de Napoleón estaría oculta frente a los Altos para volver a capturar la zona y atacar la zona central de las fuerzas aliadas, rodeándolas desde la retaguardia.
Napoleón ordenó a las fuerzas de Viena que avanzaran hasta Austerlitz para reforzar la arriesgada posición de su flanco derecho, protegida no obstante por una intrincada red de arroyos y lagos que hacían las veces de defensa natural.
El 2 de diciembre de 1805 a las ocho de la mañana comenzaron los primeros combates de la batalla de Austerlitz. Una columna aliada atacó el pueblo de Telnitz mediante varias cargas que provocaron que los franceses que lo defendieran tuvieran que retirarse a la otra orilla del arroyo.
En ese momento, llegaron más tropas francesas que hicieron salir a los aliados de la aldea pero tras un ataque de los húsares, se retiraron una vez más. Los aliados realizaron más ataques en los alrededores pero la artillería francesa logró detenerlos.
Las fuerzas aliadas atacaron el flanco derecho de los franceses pero éstos supieron frenarlos a tiempo ya que los ataques aliados llegaban a destiempo y descoordinados.
Mientras tanto, Kutúzov, que al igual que Napoleón se había dado cuenta de la importancia estratégica de la localización de los Altos, decidió que sus fuerzas no los abandonarían y protegió la posición. Sin embargo, el zar lo expulsó de allí junto con sus fuerzas.
Aproximadamente a las 9 de la mañana se levantó la niebla que había estado ocultando a las tropas francesas y las fuerzas aliadas se sorprendieron al descubrir la cantidad de soldados enemigos que habían aparecido.
Aunque la batalla ya se inclinaba claramente hacia la victoria de los franceses, aún no había llegado su fin. Se produjeron encarnizadas luchas en los alrededores de los Altos hasta que Napoleón tuvo que hacer uso de su caballería pesada para neutralizar a la Guardia Imperial rusa que había entrado en acción.
La artillería francesa también causó numerosas bajas entre los rusos hiriendo incluso al propio Kutúzov y a su hijastro, que acabó perdiendo la vida.
En la zona norte también se estaban produciendo fuertes combates entre franceses y aliados. En principio, todo parecía virar a favor de los franceses hasta que los rusos comenzaron a tener cierta ventaja por su superioridad numérica.
Sin embargo, pronto llegaron los coraceros franceses y acabaron con la caballería ligera de los rusos. En el extremo sur, seguían produciéndose combates sobre Sokolnitz y Telnitz donde, finalmente, las fuerzas aliadas se retiraron dando paso a las tropas francesas.
Llegados a este punto, las fuerzas aliadas entraron en pánico y comenzaron a huir del campo de batalla en todas direcciones y de forma desorganizada.
En esta precipitada retirada se produjo el famoso episodio en el que los franceses rompieron el hielo que cubría la superficie de los lagos que los rusos atravesaban en su huida, haciendo que murieran ahogados.
Las consecuencias de la batalla de Austerlitz
La política europea sufrió un gran cambio tras los hechos de la batalla de Austerlitz. En apenas tres meses, los franceses habían conquistado Viena y humillado al gran Imperio austríaco.
Respecto a las bajas producidas en ambos ejércitos, los aliados perdieron unos 27.000 hombres, alrededor de un 37% de sus tropas. Los franceses perdieron 9.000 hombres, en torno a un 13% de sus fuerzas totales. La noticia de la victoria fue muy bien recibida en París ya que tan sólo unos días antes Francia estaba al borde del colapso financiero.
El Sacro Imperio Romano desaparecería en el año 1806 y Napoleón creó la Confederación del Rhin mediante unos estados limítrofes entre Francia y Prusia. Prusia se sintió amenazada en su posición en Europa central y declaró la guerra a Francia.
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