Rodrigo Díaz de Vivar, mejor conocido como el Cid Campeador, fue un caballero castellano cuya vida transcurrió en el siglo XI y que tras conquistar Valencia, la convirtió en un reino independiente. Sin embargo y como descubrirás en este artículo, ésa no fue su única hazaña.
Aunque es un símbolo de la Reconquista y considerado héroe de Castilla en España, la verdad es que el Cid Campeador luchó bajo las órdenes de varios caudillos tanto cristianos como musulmanes. Por esto, muchos autores lo consideran más parecido a un mercenario que presta sus servicios a un señor o a un soldado profesional que lucha por su beneficio.
Las gestas del Cid Campeador provocaron la aparición del poema épico «El Cantar de Mio Cid», una de las obras más importantes de la literatura española y medieval en general.
Índice del artículo
¿Dónde nació el Cid Campeador?
La tradición nos cuenta que el Cid Campeador nació en Vivar del Cid, una población situada a unos 10 kilómetros de la ciudad de Burgos. En realidad, desconocemos si esto fue así realmente.
La primera vez que el Cid aparece relacionado con Vivar de alguna manera procede del propio Cantar de Mio Cid (siglo XIII) y hasta el siglo XIV no encontramos de forma explícita a Vivar mencionada como lugar de nacimiento de Rodrigo Díaz en la obra Las Mocedades de Rodrigo.
Sobre su fecha de nacimiento, tradicionalmente se han barajado en concreto dos años: 1041, año propuesto por Menéndez Pidal y 1057, propuesto por Ubieto Arteta.
El padre del Cid Campeador era Diego Laínez o Flaínez, y a lo largo de la historia ha habido numerosos debates acerca de su procedencia, es decir, si se trataba de un aristócrata importante o de un capitán perteneciente a la pequeña nobleza castellana sin más.
Respecto a la madre del Cid Campeador, solamente se sabe de su vida que se apellidaba Rodríguez. No se conoce cuál era su nombre de pila aunque hasta la fecha se han tomado en cuenta nombres como María, Teresa o Sancha.
Era hija del señor Rodrigo Álvarez, quien pertenecía a la alta nobleza de Castilla y sirvió en la corte de Fernando I de León.
El Cid era el único hijo varón del matrimonio. El Cantar de Mio Cid no habla demasiado acerca de sus orígenes.
Infancia y juventud del Cid Campeador
Siendo muy niño, el Cid Campeador entró a servir en la corte del rey Fernando I siendo paje del entonces príncipe Sancho. El hecho de que obtuviera este puesto es un indicativo de que probablemente el Cid Campeador sí descendía de un linaje noble importante.
Mientras fue paje del príncipe Sancho, Rodrigo Díaz de Vivar no solamente aprendió a manejar las armas sino que también fue educado en las letras.
El Cid Campeador también obtuvo conocimientos de derecho y quizá de política ya que llegó a intervenir en dos contenciosos jurídicos. Sin embargo, hay quien opina que al vivir en la corte pudo adquirir unos conocimientos legales básicos sin que los hubiera estudiado en profundidad.
Sancho era aún príncipe cuando intervino en la batalla de Graus en 1063 para ayudar al rey de la taifa de Zaragoza al-Muqtadir contra Ramiro I de Aragón. Rodrigo Díaz de Vivar acompañó a su señor en esta gesta.
El Cid Campeador, favorito de Sancho II
Sancho llegó al trono a finales del año 1065 y desde entonces, el Cid Campeador fue uno de los preferidos del monarca dentro de su séquito, si no el que más.
Se cree que probablemente llegó a ser armiger regis del rey, un cargo que en el siglo XI era algo parecido a un escudero.
Algunas de sus funciones pudieron haber sido portar el estandarte real o también ostentar la jefatura de las tropas reales. La tarea de ocuparse de las armas del rey se encargaría a jóvenes que estaban aprendido aún las funciones de la corte.
Sancho II se disputó el trono con sus hermanos Alfonso VI de León y García de Galicia. Fue entonces cuando la pericia de Rodrigo Díaz de Vivar comenzó a hacerse más notoria, especialmente en las batallas de Llantada (1068) y Golpejera (1072), lo que le hizo poner un pie en la historia.
Sancho consiguió vencer a sus hermanos y por tanto, obtuvo los títulos de rey de León y de Galicia. Se cree que pudo ser en esta época cuando el Cid obtuvo su segundo nombre, Campeador.
Sin embargo, esta nueva etapa en el reinado de Sancho trajo problemas en la política. Una parte de la nobleza leonesa se levantó contra su señor y se parapetó en Zamora, donde les apoyaba doña Urraca, hermana del rey.
El Cid Campeador ayudó a Sancho II a sitiar la ciudad pero el rey falleció asesinado por un noble zamorano.
El Cid Campeador y Alfonso VI
Alfonso VI recuperó el trono de León y además ocupó el de Castilla tras la muerte de Sancho, acumulando así las coronas de Castilla y León. Por último, se anexionó el reino de Galicia y unificó de esta manera el territorio que su padre había desgajado.
Sin embargo, Alfonso VI fue quien le procuró el matrimonio con Jimena Díaz, noble y bisnieta del rey Alfonso V de León. Tuvo tres hijos con ella: Diego, María y Cristina.
En el año 1079, Rodrigo Díaz de Vivar fue enviado a Sevilla para cobrar las parias de Almutamid. Mientras desempeñaba su labor, Abdalá ibn Buluggin de Granada atacó al rey de Sevilla con el apoyo de las tropas de un noble castellano-leonés, Gardía Ordóñez, que también había ido a cobrar las parias.
El Cid Campeador defendió a Almutamid y logró vencer a Abdalá ibn Buluggin haciendo prisionero además a García Ordóñez. Se cree que la nobleza leonesa pudo protestar ante este hecho frente a Alfonso VI y que de ahí vendrían las desavenencias con el Cid.
Sin embargo, hubo otro problema y fue el exceso cometido por el Cid Campeador en Soria al repeler a las tropas andalusíes en 1080. Al perseguirlas, entró en la taifa de Toledo y saqueó una zona de la misma que en ese momento estaba bajo la protección de Alfonso VI con lo que la historia se complicó.
El primer destierro del Cid Campeador
El Cid Campeador no solamente fue desterrado sino que también se rompió la relación de vasallaje que tenía hacia Alfonso VI
Se cree que a pesar de su falta cometida en la taifa de Toledo, el destierro pudo estar propiciado también por la influencia política de un sector de los nobles sobre el rey
Finalmente, en el año 1081 entró a servir como guerrero para el rey de Zaragoza, al-Mutamán, sucesor de al-Muqtadir, para quien peleó hasta el año 1086.
La primera campaña no tardaría en llegar pues en el año 1082, el Cid Campeador recibió la misión de enfrentarse a al-Mundir, gobernador de Lérida y hermano del rey de Zaragoza. Al-Mundir estaba aliado con el conde de Barcelona Berenguer Ramón II y también con el rey de Aragón Sancho Ramírez.
Entre tanto y aprovechando la ausencia del rey de Zaragoza al-Mutamán, el antiguo rey de Lérida, que estaba hecho prisionero, junto con el alcaide ofrecieron una alianza a Alfonso VI: les ayudaría a sublevarse y a cambio le cederían la fortaleza y sus tierras.
Sin embargo, murió el antiguo rey de Lérida y el alcaide decidió entonces cambiar de bando y hacer caer en una emboscada al rey Alfonso VI y a su ejército, que quedó diezmado tras ser atacado con piedras mientras atravesaban a rampa que llevaba al castillo de Lérida.
Un par de años más tarde, en 1084, el Cid volvía a enfrentarse a al-Mundir cuando estaba atacando Morella para abrir una vía al mar para el reino de Zaragoza. Al-Mundir llamó como aliado de nuevo al rey de Aragón Sancho Ramírez.
En la batalla de Morella, el Cid Campeador volvió a salir victorioso. Se cree que sería ése el momento en el que sería aclamado como Cid al grito de «sīdī» (‘mi señor’ en árabe andalusí) y adquirió el sobrenombre con el que ha pasado a la historia de España.
Reconciliación con Alfonso VI
En el año 1085, Alfonso VI conquista Toledo y al año siguiente, se dirige a la conquista de Zaragoza. Sin embargo, ese mismo año un ejército almorávide se interna en León y el rey tiene que modificar su ruta para impedir su avance. Debido a esto, el ejército cristiano fue derrotado en la batalla de Sagrajas durante el asedio a Zaragoza.
Se cree que la reconciliación de Rodrigo Díaz de Vivar con Alfonso VI pudo deberse a dos casualidades:
- Que el rey de Zaragoza no pudiera mantener tropas cristianas tras la llegada de los almorávides, quienes seguían la fe islámica de un modo más estricto
- Que Alfonso VI decidiera perdonar a su vasallo por la necesidad que tenía de caudillos y tropas para enfrentar a los almorávides.
En la primera mitad del año 1087, el Cid Campeador regresó a la corte de Castilla con Alfonso VI para después dirigirse a Valencia en auxilio del rey al-Qadir, quien estaba siendo atacado por la coalición al-Mundir, rey de Lérida, y Berenguer Ramon II, conde Barcelona, una vez más.
La situación en Valencia no era fácil así que el Cid Campeador regresó a Castilla para solicitar refuerzos al rey Alfonso VI así como una nueva estrategia defensiva.
Cuando ambos regresaron a Valencia de nuevo, la ciudad estaba siendo sitiada por Berenguer Ramón II, quien se había aliado con al-Musta’in II de Zaragoza.
Además, el Cid instauró un protectorado personal en aquellas tierras y comenzó a cobrar para sí las parias que antes correspondían a Alfonso VI
El segundo destierro del Cid Campeador
A finales del año 1087 volvió a producirse un desencuentro entre el Cid Campeador y el rey Alfonso VI.
El emperador almorávide sitió la ciudad de Aledo (Murcia) ante la petición de ayuda de las taifas de Murcia, Granada y Sevilla que sufrían continuamente los saqueos de los cristianos.
El Cid Campeador fue desterrado de nuevo pero además, el rey le aplicó un nuevo castigo: la apropiación de todos sus bienes y tierras. Desde este instante, el Cid se convirtió en un caudillo independiente y se dedicó a actuar en la guerra en Levante por su cuenta.
Tras numerosas victorias y una nueva captura de Berenguer Ramón II, el conde de Barcelona, el Cid consiguió que éste abandonara sus pretensiones en la zona y además estableció un protectorado que abarcaba Sagunto, Jérica, Valencia, Albarracín, Lérida, Almenara y Segorbe, Tortosa y Denia.
Como represalia, Rodrigo Díaz de Vivar emprendió una campaña de saqueo en La Rioja para castigar al reino de Castilla. En este punto, ningún reino cristiano era capaz de enfrentarse a él en una guerra y vencerle. Entonces, decidió conquistar Valencia.
El Cid Campeador conquista Valencia
En el otoño del año 1092, el cadí Abeniaf apoyado por los almorávides se hizo con el poder en Valencia. El Cid, que en esos momentos estaba en Zaragoza, regresó a la zona y se hizo con la fortaleza de Cebolla para usarla como plataforma para recuperar Valencia.
Aunque desde Valencia se solicitó la ayuda de los almorávides, éstos no llegaron a acercarse a la ciudad por lo que pronto se comenzaron a notar los efectos de la falta de abastecimiento en la guerra.
Los almorávides quisieron hacerse con la ciudad pero fueron rechazados. El Cid, además, se alió con el nuevo rey de Aragón, el monarca Pedro I para seguir protegiendo sus territorios. Años más tarde, conquistó la plaza de Sagunto.
Una vez establecido en Valencia, firmó una alianza con Berenguer Ramón III para acabar de una vez por todas con la amenaza almorávide. Además, logró pactos militares mediante matrimonios estratégicos con otros reinos cristianos de la Península Ibérica.
La muerte del Cid Campeador
Rodrigo Díaz de Vivar murió el Valencia el 10 de julio de 1099. Tres años más tarde, su familia abandonó la ciudad con la ayuda del rey Alfonso VI ante la imposibilidad de defenderla.
El Cid Campeador fue enterrado en la Catedral de Valencia pero poco tiempo después, sus restos se trasladaron al monasterio de San Pedro de la Cardeña a causa del incendio de la ciudad. Allí acude gente de toda España a visitarlo.
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Su tumba fue profanada en el año 1808 por los soldados franceses durante la invasión napoleónica y al año siguiente, sus restos se llevaron al paseo del Espolón para regresar a Cardeña en el año 1826.
Tras la desamortización, fueron llevados a la Casa Consistorial de Burgos y al fin, desde el año 1921, el Cid Campeador descansa junto a su esposa doña Jimena en la Catedral de Burgos.
Vídeo del Cid Campeador
Os dejamos con este documental donde podreis ver mucha más información sobre El Cid Campeador y toda su vida:
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