Según la mitología griega, Zeus es el padre de los dioses y de los hombres. Gobernaba al resto de dioses desde el Monte Olimpo y por eso recibía el apelativo de padre, aunque en realidad no lo era.
También era el dios del cielo y del trueno y por eso algunos de sus atributos hacen referencia a estos elementos como el rayo y el águila, aunque también se lo identificaba con el roble y el toro.
Era el hijo más pequeño de los titanes Crono y Rea y estaba casado con su hermana Hera. A pesar de esto, tuvo innumerables amoríos y escarceos de los que nacieron varios hijos tanto mortales como dioses y héroes.
Zeus recibía culto especialmente en la ciudad de Olimpia, donde cada cuatro años se celebraban los Juegos Olímpicos.
Se le rendía culto prácticamente en todo el mundo griego y en cada lugar recibía un epíteto distinto, motivo por el que tiene tantos. Algunos de ellos son locales, como Zeus Etneo, adorado en el Etna, y hacen referencia a aspectos concretos (Zeus Agoreo vigilaba los negocios llevados a cabo en el ágora) y otros sirven para destacar alguno de sus atributos (Zeus Xenio, protector de los extraños y extranjeros).
Los romanos lo adoptaron como Júpiter y los egipcios lo asimilaron a su dios Amón. En la mitología germánica se correspondía con Odín mientras que los nórdicos lo asociaron al dios Thor.
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El origen de Zeus
Cronos tuvo varios hijos con Rea antes de que naciera Zeus pero los devoró a todos conforme iban naciendo ya que Urano y Gea le habían dicho que uno de sus descendientes le derrocaría al igual que él había hecho con su propio padre.
Cuando Zeus iba a nacer, Rea pidió consejo a Gea para poder vengarse de lo que estaba haciendo Crono y que al mismo tiempo, le hiciera pagar por haber destronado a Urano. Entonces, Rea huyó a Creta donde dio a luz a Zeus y después, le entregó a Cronos una roca envuelta en pañales que éste se tragó sin mirar.
Después, Rea ocultó a Zeus en el monte Ida, en la isla de Creta. Acerca de su crianza existen varias versiones. Una de ellas dice que fue criado por su abuela Gea, otras aluden a la cabra Amaltea que se rodeaba de pequeños dioses que gritaban, cantaban y saltaban para que no se oyeran los llantos de Zeus y evitar que fuera descubierto por Cronos.
Otras versiones hablan de distintas ninfas y por último, también se menciona a una humilde familia de pastores que se habría hecho cargo de Zeus a cambio de que su ganado jamás fuera sufriera ataques por parte de los lobos.
Rey de los dioses
Una vez que Zeus se hizo adulto, se enfrentó a Cronos y le obligó a vomitar la piedra con pañales que Rea le había entregado a modo de engaño. Después, le hizo regurgitar a todos sus hermanos mayores. Según las versiones, le abrió el estómago directamente y según otras, la titán Metis le dio un brebaje a Cronos para que vomitara.
Después, liberó a los hermanos de Cronos que se encontraban en el Tártaro: los Hecatónquiros o Centimanos, gigantes de cien manos y cincuenta cabezas, y los Cíclopes, quienes forjaron para él su famoso rayo.
Más tarde, Zeus y sus hermanos junto con los Hecatónquiros y los Cíclopes lucharon hasta derrotar a los titanes, que fueron así encerrados en el Tártaro excepto Atlas, que fue condenado a sujetar la bóveda del cielo.
Zeus y sus hermanos Poseidón y Hades se repartieron los tres reinos: Poseidón se quedó con el reino de las aguas, Hades con el reino del inframundo y Zeus con el reino del cielo. Respecto a la tierra, quedó bajo custodia de los tres.
Pero aún le quedaba algo más por hacer a Zeus. Su abuela, Gea, estaba resentida con él por haber enviado a sus hijos los titanes al Tártaro por lo que nada más subir al trono, Zeus tuvo que enfrentarse a los monstruos Tifón y Equidna, también hijos de Gea.
Zeus y Hera
Zeus estaba casado con Hera, quien a la vez era también su hermana. Con ella tuvo a Ares, Hebe y Hefesto aunque algunas historias dicen que Hera concibió a Hefesto sola por celos cuando Zeus hizo que Atenea brotara de su cabeza.
Una de las cosas que más caracterizan a Zeus son sus múltiples aventuras amorosas con ninfas, mortales y diosas de las que tuvo una numerosa descendencia. Muchas de las dinastías helénicas tienen su origen en un rey concebido por Zeus y también varios héroes eran hijos suyos
Hera solía padecer fuertes celos debido a estos escarceos de su esposo y por lo tanto, se convirtió en enemiga activa de todas las amantes de Zeus y también de los hijos que engendraron con él.
La ira de Hera no solamente se dirigía hacia estas mujeres sino también hacia Ganímedes, un muchacho al que Zeus llevó al Olimpo para que fuera su copero y al que convirtió en su amante.
Algunas de las amantes de Zeus
Zeus se caracteriza por su insaciable apetito sexual que ha dado lugar a héroes, reyes y dioses de la mitología griega. A pesar de los celos de su esposa Hera y de los aprietos en los que ésta puso a sus amantes y también a sus hijos, Zeus no dejó de perseguir a cualquier mujer con la que se encaprichara.
- Metis: era hija de Océano y Tetis. Cuando se quedó embarazada, Gea pronosticó que su hijo destronaría a Zeus tal como él había destronado a su padre Cronos. Al saber esto, Zeus devoró a Metis cuando ésta aún se hallaba encinta. Cuando llegó el momento en el que Metis debía dar a luz, Zeus le ordenó a su hijo Hefesto que le abriera la cabeza con un hacha. De la brecha surgió la diosa Atenea, ya adulta y completamente armada.
- Europa: era hija del rey Agenor. Se encontraba en la playa con sus amigas cuando Zeus la vio y se encaprichó de ella. Para poder acercarse sin asustarla, se convirtió en un toro blanco. Europa se acercó a él, viendo que era manso y lo acarició. Se confió tanto que se subió en su lomo, momento que Zeus aprovechó para echar a correr mar adentro hasta llegar a la isla de Creta, donde se unió con ella. Tuvo tres hijos: Minos, Sarpedón y Radamantis.
- Dánae: era hija del rey de Argos Acrisio y de Eurídice. Un día, un oráculo le dijo a Acrisio que su hija daría a luz un hijo varón que lo destronaría así que para evitarlo, el rey decidió encerrara Dánae en una cámara subterránea. Sin embargo, Zeus logró llegar hasta ella transformándose en lluvia de oro y colándose por las rendijas del techo. Acrisio, al enterarse, encerró en un cofre a Dánae y a Perseo, su hijo, y los lanzó al mar. Llegaron hasta la isla de Séfiros donde fueron recogidos por el rey Dictis.
- Leda: era la hija de Testio, rey de Etolia, y de Eurítemis. Se había casado con Tindáreo con el que había tenido varios hijos: las gemelas Helena y Clitemnestra , los Dióscuros Castor y Pólux y Timandra. Sin embargo, algunos de estos hijos en realidad pertenecían a Zeus. Éste estuvo persiguiendo a Leda y ella decidió convertirse en una oca para huir de él. Sin embarco, Zeus se transformó en un cisne y de este modo consiguió unirse a ella. Fruto de esta unión Leda puso dos huevos y de cada uno de ellos salió una pareja de gemelos, cada uno de un padre: Pólux y Helena serían hijos de Zeus, y Castor y Clitemnestra, de Tindáreo.
- Io: era una princesa de Argos que además tenía el cargo de sacerdotisa de Hera. Zeus se enamoró de ella por su belleza pero también se dice que fue a causa de un filtro de amor. El dios se apareció en sueños a la joven y le ordenó que fuera a la orilla del lago Lema para que se entregara a él. Io se lo contó a su padre y éste, temiendo el enfado de Zeus, le dijo que era mejor no llevarle la contraria. De esta forma, Zeus e Io se unieron. Para protegerla de los celos de Hera la convirtió en una ternera blanca pero la diosa la descubrió y la mantuvo cautiva vigilada por el monstruo de Cien Ojos Argo. Finalmente, Zeus envió a Hermes para que la liberara.
- Calisto: era una ninfa de los bosques que había decidido mantenerse virgen y unirse al séquito de la diosa Artemisa. Zeus se enamoró de ella en cuanto la vio y logró unirse a ella tras transformarse en Artemisa. Un día en que fue a bañarse con sus compañeras, éstas advirtieron que estaba embarazada al verla desnuda y Artemisa, furiosa, la convirtió en una osa. Hera, al enterarse de esta nueva infidelidad de su esposo, hizo que Artemisa quisiera matar a la osa. Para impedirlo, Zeus convirtió a la ninfa en una constelación, la Osa Mayor.
- Sémele: era hija de Cadmo y Harmonía. Su relación despertó los celos de Hera, que convenció a la joven para que le pidiera a Zeus que se mostrara ante ella en todo su esplendor. El dios así lo hizo y sus rayos hicieron que Sémele cayera fulminada. Zeus le sacó del vientre el hijo que esperaban y lo introdujo en su muslo, de donde brotó Dionisos. Cuando éste logró convertirse en un dios, bajó al Hades para rescatar a su madre.
- Alcmena: era hija de Electrión, rey de Tebas, y estaba casada con Anfitrión, rey de Tirinto. Zeus se enamoró de ella y durante una de las ausencias de su marido, se transformó en éste y se unió a ella varias veces. Alcmena quedó embarazada y al mismo tiempo se dio cuenta de que había sido engañada, así que se lo contó todo a su esposo. Éste quiso castigarla pero aconsejado por Zeus, decidió perdonarla. Alcmena dio a luz a Hércules y tanto ella como el héroe fueron perseguidos de forma implacable por Hera, la esposa de Zeus.
Los oráculos de Zeus
Aunque son menos conocidos, Zeus también contó con algunos oráculos en el mundo griego que eran consultados a menudo. Uno de ellos era el oráculo de Dódona en Epiro. Ya en el II milenio a.C. existía un culto en torno a un roble sagrado, árbol que posteriormente fue uno de los atributos de Zeus.
En el siglo VIII a.C. los sacerdotes hacían sus vaticinios descalzos y observando las ramas y las hojas que había a los pies del roble. Más adelante, en Dódona ya no había sacerdotes sino unas sacerdotisas llamadas «peleiades», que quiere decir «palomas».
Curiosamente, en Dódona no es Hera la que aparece como consorte de Zeus sino una tal Dione, que se considera una forma femenina de Zeus. Al ser una titánide, se piensa que puede tratarse de una divinidad mucho más antigua a la que estaba dedicado originalmente el oráculo.
El siguiente es el oráculo de Siwa, situado en el oasis del mismo nombre en Egipto. En principio no formaba parte del territorio griego hasta la conquista del país por Alejandro Magno. Aún así, se sabe que ese oráculo dedicado en principio a Amón era apreciado por los griegos, que acudían allí a hacer consultas a Zeus-Amón.
Durante la Guerra del Peloponeso existía un altar a Zeus-Amón en Esparta, donde este dios fue especialmente venerado por sus habitantes.
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